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6 de noviembre de 2007

PLUS POR SER BIGARDO

De prosperar la idea ya no tendrá que quebrarse la cabeza ni cabrearse porque el compañero de al lado del curro cobre más que usted siendo un perfecto inútil y sin ser siquiera primo segundo del jefe. Simplemente es más alto. Una empresa china ha lanzado una oferta de empleo en la que el salario es proporcional a los centímetros de estatura. A más altura más jornal. Imaginen el agravio salarial en el duo Sacapuntas. Lo entendería mejor si fuese una empresa que se dedicara al porno y si las medidas en vez de aplicarse de la cabeza hacia abajo lo hicieran justo a partir de la cintura, pero no. Se dedica a la maquinaria de jardín y todavía lo entiendo menos con lo molesto que es podar los bonsaís o pasar el cortacésped totalmente encorvado si eres muy alto. Claro que hablamos de China no de una tribu de watusis y, por tanto, tampoco es que te pidan en el currículo que tengas las piernas como Adriana Karembeau. Basta con que te vean por lo menos las uñas asidas a la barra de un bar cuando vayas a pedirte un txupito de sake. Con uno sesenta te pagan unos cien euros al mes, con cinco centímetros más ciento cincuenta y con uno setenta hasta doscientos. Vamos, que Josemari tendría que poner dinero a cuenta de los derechos del libro (ayer lo presentó y no estuve invitado; cómo duele tanta indiferencia). Dicen los dueños de la empresa que lo hacen para dar buena imagen en sus negocios en el exterior. Por nosotros no lo haga. Estamos acostumbrados a que los chinos sean bajitos y todo sea que nos mande un comercial bigardo y le echemos a patadas creyendo que es una mutación entre Mao y Sabonis. En España, como siempre, hemos sido pioneros en la fijación de requisitos objetivables para fijar los salarios. Aquí en vez de al más alto se suele premiar al más tonto. Como será la cosa que alguno llegó hasta a presidente del Gobierno (democrático, pero tonto)

1 de octubre de 2007

WONDERBRA PROSCRITO



Los gobernantes chinos ya no saben que hacer para frenar el deporte nacional del ñiki-ñiki. Ahora han prohibido los anuncios de sujetadores para contener la líbido de sus ciudadanos. Yo creo que cuando uno está por la labor lo mismo le da ver un wonderbra que un spot de garrapiñadas pero por intentarlo que no quede. Quiero decir que nadie nos dice que donde unos ven un bodegón de plátanos, peras y melones otro no adivine unas irresistibles turgencias que le ponen asaz borricote (no les desvelaré en qué bando me adscribo). De todos modos convendría acaso aclarar a los severos gerifaltes chinos que para promocionar un sujetador, sostén que se decía antes, no es necesario que en su interior vayan un par de atractivos pechos; unas tetas de toda la vida, vaya. Basta con que se vea por sí mismo y que el consumidor lo use como le parezca. Para realzar sus mamellas, para utilizarlo de alforjas o para taparse los ojos en los viajes en avión. A ver si lo que ocurre, como casi siempre, es que son los propios gobernantes quienes se ponen morcillones y piensa el ladrón que todos son de su condición. Digo yo, una tontería sin duda, que si en vez de quitar los carteles de Adriana Karembeau con el wonderbra no sería mejor regalar condones e informar que sirve para mucho más que para llevar la calderilla en la playa. No quiero ni pensar qué va a ser de las próximas Olimpiadas de Pekin. La natación sin quitarse el albornoz y la gimnasia con guayabera. No esperen muchos récords.

7 de junio de 2007

Terremoto chino

Hasta en días tan aciagos uno encuentra un oasis de tranquilidad y optimismo. Un experimento ha demostrado que aunque todos los chinos saltasen a la vez no se produciría un terremoto de consecuencias imprevisibles pero seguramente lamentables. Uno no sabe si es mayor gilipollez pensar que tal cosa pudiera ocurrir o llevarse a unos expertos con sus sismógrafos a un concierto para demostrar que sería imposible. Entre otras cosas, aunque no sean españoles, ya se antoja difícil poner de acuerdo a diez chinos sobre si está demasiado agridulce el cerdo o no como para poner a miles de millones a hacer al unísono una soberana imbecilidad.

Recordemos que son chinos y aquello de engañarles como a tales quedó en el bául de los recuerdos. Basta comprobar el precio que han puesto a las litronas en sus tiendas ¿Quien engaña a quien? Por no hablar de que la cita con ese multitudinario brinco supondría que muchos de ellos se perderían 'Humor Amarillo' y por ahí sí que no pasan. De todos modos, ante la remota posibilidad de que ocurriera una catástrofe, en Alemania, con motivo de un concierto al que asistieron cincuenta mil personas o cosas similares, se organizó el experimento.

Uno de los grupos musicales llamaría a las masas a botar como posesos con su tradicional grito de 'hey' (nada que ver con Julio Iglesias). En ese momento álgido, unos tipos pertrechados detrás del escenario medirirán con los aparaticos propios los índices de meneo terrestre. Luego esos resultados se extrapolaron a la población china y se llegó a la conclusión a la que uno hubiera llegado sin necesidad de artilugio alguno. Lo dicho. Que esa leyenda era una competitiva gilipollez.

Aún así tampoco le veo calado científico al cálculo ya que hablamos de alemanes, normalmente más altos y fornidos, frente a chinos, más retacos y menudillos. Bien es cierto que los chinos suelen ser más disciplinados y saltarían todos mientras que los germanos con claros síntomas de ebriedad no podrían ni moverse. Lo comido por lo servido. Por cierto, qué poco dura la alegría en casa del pobre. Se desayuna uno con esta noticia aliviadora y, sin tiempo ni para respirar, ya se encuentra otra que le pone los pelos de punta. Vuelve Locomía. Cielos ¿dónde habré metido mis abanicos?

12 de mayo de 2007

Todo el día con el tiki tiki

Tanta cultura milenaria, tanta milonga espiritual, tanto kung fu y tanta leche y al final a los orientales lo que les va es el tiki tiki como a todo hijo de vecino. Es decir, que lo que les relaja de verdad, sin ejercicios de respiración ni zarandajas, es el cigarrito de después del kiki. Yo pensaba que el éxito de Humor amarillo era tal que los simpáticos chinos andaban horas y horas pegados al televisor, pero lo que andan todo el día es en 'el aquí te pilla aquí te mato' ¡Qué manera de procrear! Fíjense cómo será la cosa que si tienes un segundo hijo te meten una multa que ríase usted del positivo en la prueba de alcoholemia. Veintemil euritos si te pasas del vástago único y aún así siguen dale que te pego. O se plastifican el rollito de primavera o dentro de unos años tendremos una tienda de chinos hasta en el salón de casa. Luego cargamos la fama de arrebatados los latinos, pero, en realidad, los ojos rasgados obedecen al gesto previo a la embestida sexual. Más o menos la expresión que pone uno mientras piensa aquella romántica frase de 'te voy a meter de todo menos miedo'. Las autoridades chinas están al borde de la desesperación. A punto están de prohibir los ascensores para evitar la tentación del apretón durante la jornada laboral y que se lo monten entre la entreplanta y el quinto. Claro que es imposible tapar todos los posibles escenarios. Tengan en cuenta que como suelen ser menudos se lo pueden hacer con discreción hasta detrás de un 'post-it'. Dicen que el dinero no da la felicidad, pero al menos sí te permite tener una recua de criaturas sin tener que por ello ir a dar a luz detrás de la muralla para que no te delaten. Los chinos ricos pagan de antemano la multa y ya se pueden dedicar libérrimamente a darle al fornicio sin más precaución que estar pendiente para que no se les queme el cerdo agridulce. Tanta lucha de clases para nada. Si Mao levantara la cabeza...pues eso. Que lo primero que haría sería echar un kiki.