30 de junio de 2007

UNIVERSITARIOS DE SALDO

Los licenciados universitarios españoles son, junto a los checos, los que menos cobran de Europa, los que más tarde se van de casa de sus padres, en el caso de que los progenitores no se rindan antes y huyan a una pensión con derecho a cocina, y los que más descontentos están con los estudios que han cursado (salvo aquellos sondeados tras el botellón fin de curso que andaban la mar de felices). Por lo demás, todo estupendo. Por no hablar, y esto ya son pinceladas autobiográficas, de cuando te daban los botellines caldosos en la cantina o tenías que esperar más de una hora en la cola de la fotocopiadora. Hasta donde llegaría la cosa que más de una vez me vi obligado a tomar yo mismo los apuntes ¿Dónde se ha visto que tenga que ir uno a clase? ¿Para eso va uno a la facultad? Un poquito se seriedad. Es posible que estos manuscritos alcancen un valor incalculable cuando me llegue la gloria literaria pero entonces sólo era una intolerable putada. Cuando hablo de licenciados mal pagados me refiero a los afortunados que se dedican a currar en aquello para lo que se prepararon y no se ven obligados a hablar de física cuántica con el compañero mientras preparan una whopper doble con mucho queso. De media ganan poco más de mil cuatrocientos euros mientras que los suizos superan los cuatro mil. La desproporción resulta aún más irritante habida cuenta que en España te puedes pulir la pasta en un santiamén mientras que en Zurich apenas puedes cambiar de peluco o a ponerte ciego de chocolate. Por eso hay tantos bancos. No tanto por vocación de tío Gilito sino porque al final ahorras por cojones. A ver quien es el guapo que sale a darse un rulito con treinta grados bajo cero. Yo salí de la facultad orgulloso de la educación que me habían dado en ese ayuntamiento de saberes. Recuerdo incluso que, con el título en el bolsillo (el medio más sencillo de conseguir un autógrafo del Rey) cedí el paso a una profesora prejubileta en la puerta de entrada y que contuve dos regueldos en el último mini de birra que apuré nostálgico en la cafetería. Todo un ejemplo de ciudadano cívico y de provecho.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con ceder el paso a la jubileta, ya te has ganado un lugar en el cielo de los justos.Para algo te sirvió el título.

Años ha por tierras USA, iba yo en el bus sentado y al entrar una pareja de ancianos, me levanté para que se sentara uno de ellos.Se sorprendieron por lo inusual, y creo que aún siguen con sus tak you.No sé para qué leches quieren allí los títulos...o mejor , sí lo sé.

paredes

Anónimo dijo...

¿Que podemos esperar de unos licenciados en derecho metidos a políticos cuando tienen carrera, si ellos se metieron allí porque si no la mayoría se hubiera muerto de hambre?