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6 de julio de 2007

OPERACIÓN ANDÉN

Ya era hora que alguien velara por el espectador y oyente accidental de la música callejera. En Barcelona sometarán a una selectividad a los artistas que quieran tocar en el Metro. Una especie de 'Operación Andén' sin profesores retorcidos ni momentos lacrimógenos. Tampoco es necesario que votemos por SMS si queremos que en la parada de la Diagonal (si la hubiere, perdón a los amigos catalanes pero años ha que no voy por esa maravillosa ciudad) toque Fulanito y en la de Las Ramblas Menganito. Basta que tengan ciertas aptitudes musicales para que no se repita el fenomeno de Fran Perea.

Se trata básicamente de filtrar el acceso con objeto de que, además de soportar el retraso del tren, no tengamos que soportar al oído un truño en do mayor y acabemos introduciendo la boquilla del saxo por el esfínter del presunto músico. Si he llegado a estas cotas de agresividad en el caso concreto de un saxofonista no es debido al libre albedrio ni al capricho. Por las calles de mi barrio, por las terrazas (a veces creo que tiene replicantes pues le veo en todas casi al mismo tiempo) pulula un tipo armado con ese sublime instrumento (al menos en boca de Coltrane e incluso del payaso Gabi comparado con este sujeto) que se dedica con tenacidad a exhalar un jodido sonido inarmónico e inaguantable.

A veces he estado tentado de negociar con él una suculenta cantidad con el único requisito de que, en vez de propagar su arte, abandone la vocación y se meta a fraile cartujo. En Madrid deberían seguir el ejemplo. Sólo pensar que este individuo pueda caer por una estación implicaría de manera inmediata un aumento sustancial del tráfico privado con el consecuente incremento de los atascos. Si barajaba la opción de darse a la vida bohemia y acudir a las pruebas de selección sepa que no se admite percusión como actividad artística. En el caso de la pandereta es posible que hagan una excepción en las entrañables fiestas navideñas. Es una pena. Ya tenía yo apalabrado un dueto con Manolo el del Bombo. Otra vez será.

9 de abril de 2007

¡Es un Stradivarius, estúpido!


Quédese con esta cara porque, de lo contrario, pasará usted por ser un tipo con menos sensibilidad que una ameba además de ser considerado un ignorante del copón. Un auténtico marmolillo. El muchacho se llama Joshua (nada que ver con Los Morancos) y es un reputado violinista. Hasta aquí todo normal. Ya sé que usted es más de bandurria o pandereta pero no se cierre al clasicismo más allá de Manolo Escobar, hombre de Dios. 'The Washington Post' le convenció (a Joshua no a Manolo) para que tocara con un Stradivarius de mil setencientos y pico en el metro de la ciudad. Allí estuvo el prenda con el estuche abierto unos tres cuartos de hora y no sacó ni para la gamucilla de limpiar el polvo. Hacía sólo unos días que este prodigioso jovenzuelo había tocado a cien dólares la butaca y el teatro estaba a reventar (bueno, tratándose de algo tan fino digamos que estaba saturado de melómanos).

Con este curioso experimento nos quieren demostrar que, si nos sacan de Operación Triunfo o del baile del pañuelo de Leonardo Dantés, somos unos auténticos catetos. Y eso que ha sido en 'guasintón' (pronúnciese con fuerte acento en la 'o') que si llegan a hacerlo aquí, raro hubiera sido que no le hubieran introducido el mismo mástil, por muy Stradivarius que fuera, por salva sea la parte (justo por donde piensan) o, de haber sabido la pasta que cuesta el instrumento, se lo hubieran hurtado al mismo tiempo que le endosaban dos collejas en el propio pestorejo.

En realidad lo que pretende esta gente ociosa es que vayamos con la legaña puesta, encabronados con el jefe, con la hora pegada al culo, con un trozo de cruasán en el gaznate, salgamos del vagón sudorosos por la insoportable presión corporal, nos hayan magreado cuando no sustraído la cartera y, con todas y con esas, nos paremos embelesados a escuchar cómo un violinista interpreta de manera magistral un adagio de Albinoni si tal cosa existiese. Lo normal, vamos.

Estos lumbreras han concluido que en una sociedad tan competitiva y estresante ni siquiera tenemos tiempo para admirar la belleza. Si hubieran probado a poner a Angelina Jolie en tanga pues, mire usted, yo me hubiera parado gustoso e incluso le hubiera picado su viaje con mi bonometro. O sea que, por eso, no será. A lo mejor es que el tal Joshua es un brasa de cuidado o, a lo peor, no es que no tengamos sensibilidad. Simplemente no tenemos tiempo para maquinar semejantes gilipolleces ¿Pudiera ser? ¿Tú que crees Joshua? ¿Te sabes la de 'los pajaritos'?

21 de enero de 2007

Espe la revolucionaria


Espe ha tardado unos días en juramentar sus propósitos de año nuevo. Como sabe inglés, luce palmito de gimnasio y no fuma lo tenía más complicado. Mas como es persona de grandes retos se ha fijado como meta en los cuatro meses que quedan para las elecciones parecer menos de derechas de lo que es. Eso sí que es una hazaña y no aprender japonés en quince días o perder seis kilos en un mes desayunando callos con garbanzos. Ella quiere rapiñar unos votitos de algún caladero más moderado y para ello está dispuesta a lo que sea. Por el momento ahí la tienen con la guitarra ensayando algún tema de Raimon o de Paco Ibañez. No se crean que se ha quedado en la pose. Qué va. Lleva una semana de lo más revolucionario. Le falta la boina y la estola de camuflaje para tirarse al monte. Por el momento nos va a poner teles en los hospitales. Si usted se ha enganchado a algún culebrón de mil cuatrocientos capítulos y tiene una operación menor pendiente, no se preocupe: va usted a su hospital y con lo que tardarán en atenderle podrá usted ver los episodios hasta por duplicado. Dice su consejero de sanidad que nos ponen la tele para que podamos ver en ella inauguraciones y reportajes y así sepamos que tenemos la mejor sanidad del mundo. El tipo sigue en su cargo ¿No es revolucionario? Pero no todo ha sido tan bonito. También nos han regañado. Nos machacan con que cojamos el transporte público para no saturar la ciudad y cuando cogemos el Metro dicen que se estropea porque va lleno. Esto más que revolucionario es para que se lo miren en la unidad de esquizofrenia. Menos mal que Espe cuenta con recursos ilimitados. No se piensen que va a poner más vagones, eso sería lo vulgar. Nos va a poner a unos tipos para que regulen el tráfico en los andenes y nos repartan para hacer contra pesos. Nos han prometido que no nos van a tocar aunque si hay alguna joven en edad de merecer yo me dejo. Todo sea por el fomento del transporte público. Vamos que no me digan que no ha empezado con brío esta etapa revolucionaria la marquesa-presidenta. Que hacen falta camas en los hospitales, compremos teles; que hacen falta vagones, contratemos a repartidores de carne humana. No me digan que no somos la vanguardia de Europa. En esta nueva secuencia de su vida ¿se comprará Espe en Gucci un jersey como el de Evo Morales? Estaremos atentos.