Así no hay inspiración que valga. Uno hace lo que puede, pero contra las citas para la Historia con mayúsculas uno anda impotente y desvalido. A esas esferas no se llega así como así. Recuerden cuando la singular Anita Obregón declaraba que operarse el pecho había sido lo mejor que había hecho en su vida o cuando Josemari exclamó aquel legendario 'estamos trabajando en ello' versión pixidixie o rememoren emocionados las dos míticas palabras de Jesulín -Im-presionante- de Ubrique que bien le podrían haber valido el sillón C de la Academia de la Lengua (C de cenutrio, claro está). Esos asertos ya han pasado con justicia a la posteridad para ser pasto de los futuros estudiantes de la ESO. Ahora es esta joven, de nombre Eva Mendes y, al parecer, de oficio actriz quien lega a la posteridad otra perla dialéctica. "Estoy satisfecha y feliz con mi cuerpo". Pues no me lo explico, la verdad. Y, en cualquier caso mona, el mérito sería estar satisfecha y feliz si tuvieras el mío. Jamás conocí un ejercicio de autoestima tan gratuito. Pues no es para tanto, la verdad. Seguro que no tiene ni conversación. Ya verán como alguien lo dirá. Sí, ya saben. Seguro que está operada. Y yo de menisco y mira qué lorzas. Esto de atribuir al bisturí los dones de la naturaleza es recurso común cuando uno es consciente de que a uno más que un lifting le hace falta una restauración propia de la Capilla Sixtina. Digamos que es una de las últimas trincheras de la envidia. No siempre, cierto es. Cuando al operado le han dejado la cara como la de Julio Iglesias que ya no sabe uno si es un cantante melódico de lo más brasa o el ninot indultat de las Fallas es mucho mejor haberse operado de las amigdalas aunque las tengas en perfecto estado. Por cierto Eva, yo también estoy feliz con tu cuerpo. Y tu novio no te digo nada (y si no tienes y hay que sacrificarse...).
25 de julio de 2007
CITAS PARA LA HISTORIA
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cambalache
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7/25/2007
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Etiquetas: cuerpo, eva mendes, operación
6 de julio de 2007
OPERACIÓN ANDÉN
Ya era hora que alguien velara por el espectador y oyente accidental de la música callejera. En Barcelona sometarán a una selectividad a los artistas que quieran tocar en el Metro. Una especie de 'Operación Andén' sin profesores retorcidos ni momentos lacrimógenos. Tampoco es necesario que votemos por SMS si queremos que en la parada de la Diagonal (si la hubiere, perdón a los amigos catalanes pero años ha que no voy por esa maravillosa ciudad) toque Fulanito y en la de Las Ramblas Menganito. Basta que tengan ciertas aptitudes musicales para que no se repita el fenomeno de Fran Perea.
Se trata básicamente de filtrar el acceso con objeto de que, además de soportar el retraso del tren, no tengamos que soportar al oído un truño en do mayor y acabemos introduciendo la boquilla del saxo por el esfínter del presunto músico. Si he llegado a estas cotas de agresividad en el caso concreto de un saxofonista no es debido al libre albedrio ni al capricho. Por las calles de mi barrio, por las terrazas (a veces creo que tiene replicantes pues le veo en todas casi al mismo tiempo) pulula un tipo armado con ese sublime instrumento (al menos en boca de Coltrane e incluso del payaso Gabi comparado con este sujeto) que se dedica con tenacidad a exhalar un jodido sonido inarmónico e inaguantable.
A veces he estado tentado de negociar con él una suculenta cantidad con el único requisito de que, en vez de propagar su arte, abandone la vocación y se meta a fraile cartujo. En Madrid deberían seguir el ejemplo. Sólo pensar que este individuo pueda caer por una estación implicaría de manera inmediata un aumento sustancial del tráfico privado con el consecuente incremento de los atascos. Si barajaba la opción de darse a la vida bohemia y acudir a las pruebas de selección sepa que no se admite percusión como actividad artística. En el caso de la pandereta es posible que hagan una excepción en las entrañables fiestas navideñas. Es una pena. Ya tenía yo apalabrado un dueto con Manolo el del Bombo. Otra vez será.
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cambalache
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7/06/2007
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