27 de noviembre de 2007

MACETAS PARA VAGOS

Un chino ha inventado una maceta para perezosos. Un sofisticado sistema de riego permite que con regar dos veces al año cumplas. Es decir como la vida sexual de muchos matrimonios pero con olor a jazmín en vez de a calcetines con trienios. De todos modos los chinos saben poco de cómo somos los vagos. Es más, un vago de Pekín aquí pasaría perfectamente por una persona hiperactiva. No hay más que ver el horario de sus tiendas o lo que tardan en traerte un cerdo agridulce antes incluso de que lo hayas pedido. Un vago de verdad, digamos para darle mayor énfasis un vago con dos cojones, es capaz de comprarse la semilla del geranio, plantarla, ir luego a un balneario para recuperarse de tan colosal esfuerzo, y, ya más relajado, esperar tirado en el sofá hasta que las primeras y tímidas raíces asomen entre el mantillo. Allí, espatarrado en el sofá con el bote de Mahou apoyado livianamente sobre la barriga a uno le da tiempo a meditar sobre lo divino y lo humano. Una especie de filosofía zen pero interrumpida a menudo por un rebelde eructito y umas masticaciones de panchitos. Qué sabrán los chinos de vagos. Lo mismo que yo de la vida sexual de Confuncio. Claro que no debía de tener ni tiempo de copular. Todo el día madurando citas y total para acabar impresas en el Myrga encima del número de teléfono de Telepizza. Ya ves tú. Tanta espritualidad y tanta leche para acabar así o, lo que es mucho peor, cerrando con tu cita el informativo de Sánchez Dragó que de tanto zen y tanto zan ya ven cómo se ha quedado. Cómo para comerse ahora un par de rollitos de primavera. Yo soy más de fabada. A veces, no crean, uno es capaz de levitar con sus propias flatulencias.

2 comentarios:

Margarida dijo...

Hola Guapo! Ya ves que yo también soy generosa...y también anduve un poco desconectada..pero ya tenía un mono que parecía un gorila!!. Ya me reí un poco contigo, falta me hacía!. Bueno, un beso ahhh y Lisboa MUY BIEN! Sí señor, tienes buen gusto. Besos.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo... tanto zen, tanto zen de los cohones... aquí hay que trabajar, como los chinos, joer, que -sinceramente los admiro-no sé muy bien cómo consiguen sacar adelante sus negocietes y fusionarse con este país tan extraño para ellos... claro que también es "extraño" a veces -demasiadas- para nosotros.
César