13 de julio de 2007

PREMIO A LA CASTIDAD

La castidad tiene premio. Si quiere Rouco el slogan para una próxima campaña arzobispal se lo regalo pero no van por ahí los tiros. Si usted es vírgen por vocación (por obligación encabrona más) sepa que no deberá esperar al más allá para obtener una justa recompensa. De momento puede entrar en el teatro por la filosa. En Nueva York, eso sí, pero por la patilla. Los productores de la obra 'The first time' regalan entradas a quienes todavía tengan sin desprecintar el 'abrefacil'. No crean que te palpan los bajos para comprobarlo. Han contratado un hipnotizador que te interroga a la entrada y te saca la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. O sea que vaya con tiempo porque las colas prometen ser tremendas. No sé en los eeuu, pero aquí por entrar de gratis uno es capaz de cualquier cosa. Incluso de decir que uno no liga y eso, en un español, es un esfuerzo inconmensurable. No descarten ver a Jose Coronado esperando por si cuela. Claro que, bien pensado, a ver quien es el guapo que se significa delante de este tipo clarividente y siembra las dudas sobre si no se ha comido un colín en su puñetera vida. Como, para qué engañarnos, vírgenes lo que se dice vírgenes vienen a ser una especie tan en extinción como el urogallo deberían abrir el abanico de las ofertas. Se me ocurre, por ejemplo, que podían ofrecer descuentos a quienes lleven en paro biológico más de un año o a quien haya tenido un lío con Yola Berrocal. O regalar las palomitas en caso de gatillazo. O que Ronaldo pague el triple por picha brava. O regalar un cilicio en el día del espectador. Todo es darle una vuelta.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que curiosamente infantiles, ostentosos e innovadores son estos estadounidenses, y también algo pacatos. Bueno, imagino que habrá de todo, pero en general...
César

Anónimo dijo...

Predicar no es dar trigo (ahora voy de refranes), se decía .
Mucho predicar la castidad los usa, pero tienen el mayor negocio porno,los clérigos no paran de meter manos a los peques y por lo visto el índice de infidelidades está en unas cotas altas.
La hipocresía campa a sus anchas por allí y no digamos de sus forofos de por aquí.

paredes

Anónimo dijo...

Ese es uno de los problemas de la llamada iglesia católica, paredes. La represión, la falta de libertad, el ver algo tan natural como el sexo y tratar, de siempre, de anatemizarlo, verlo algo sucio... pues eso, que engendra todas estas cosas y hacen salir a la superficie todos los traumas que ellos mismos crean y que guardan en su coco. Esto lo digo sin, por supuesto, tratar de justificar nada, los niños son sagrados... y los ancianos.
césar