A TRABAJAR EN TANGA

Si estaba preocupado por su fama de rácano se lo han puesto a huevo. No sólo le quitarán el sanbenito sino que, por el mismo precio, ganará usted una merecida fama de ecologista enrrollado. Imagínese el cambio. Tan solo tiene que asar a sus empleados o familiares en la oficina o en casa con la excusa de que el aire acondicionado es una lacra para el calentamiento global del planeta. Es pues mucho mejor que se cueza el prójimo uno a uno a que lo hagamos todos a la vez. No sé yo si consuela mucho la verdad. La compañía Acciona ha sido pionera en este cruzada. Ha comunicado a sus trabajadores que, durante el estío, la temperatura de sus sedes será más alta pero que, en compensación, pueden venir a trabajar sin corbata e incluso con camisas de manga corta. Qué desvelos. Vamos, que se van a ahorrar un pico en luz y luego les darán el Premio Príncipe de Asturias de Medio Ambiente. Una jugada perfecta. Y a mí, que en cuanto supe los peligros de la capa de ozono, me dejé de echar gomina en spray que me den ¿Cómo no voy a pensar que están amañados? Como cunda el ejemplo, y cuando se trata de que los gerentes se ahorren unos euros cundirá rápido, la próxima vez que vaya a la caja de ahorros a acualizar la libreta no le extrañe que le atiendan en tanga. Todo sea por el bien del planeta ¿y el nuestro? A mí me afecta poco porque yo soy de torrarme al mismo nivel que los pollos asados de El Brillante (tradicional bar madrileño) pero ni se les ocurra prorrogar esta gracia cuando llegué el invierno porque me quedo en mi santa casa. A ver quien es el guapo que escribe las notas de prensa con las manoplas. Ni por planeta ni por la madre que lo parió.