Dicen que vivimos una bonanza económica sin precedentes. No les quiero ni contar cuando entremos en depresión. Esos 'pieses' que ven en la parte superior no pertenecen a un homeless. Ni siquiera son los míos que también soy tendente al contumaz tomateo en los calcetines. Son del presidente del Banco Mundial. Si el mandamás encargado de soltar la pasta a los países pobres anda en esas condiciones no les digo nada el futuro que le espera al Tercer Mundo. El hombre andaba de visita en Turquía y su cortesía le ha valido para que el universo entero conozca de él. Eso sí, apenas unos cuantos sabrán su nombre y cargo. Para la mayoría será el tipo de los tomates en los calcetines. Es lo que tiene la globalización. También es posible que el descuido no responda a la penuria económica sino a la longitud de las uñas. No es descartable que el presidente tenga la uña del dedo gordo con tabla de surf incorporada. Ya tiene una edad y si en algo se notan los años (sin contar el recurrente 'es la primera vez que me pasa') es en lo costoso que te resulta podarte las uñas de los calcos y en que te salen pelos de las orejas. Ayer mismo me depilé mi primer matorral y entré en franca depresión. Con lo que nos gustaba que nos saliera bigotillo en la adolescencia.
Melis, el visionario que se atrevió soterrar la M-30
Hace 3 semanas
2 comentarios:
los zapatos no son de los guerrilleros, desde luego
No es que no tenga pasta, sino que es un cochino.
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