30 de enero de 2007

Unos ilustres tomates

Dicen que vivimos una bonanza económica sin precedentes. No les quiero ni contar cuando entremos en depresión. Esos 'pieses' que ven en la parte superior no pertenecen a un homeless. Ni siquiera son los míos que también soy tendente al contumaz tomateo en los calcetines. Son del presidente del Banco Mundial. Si el mandamás encargado de soltar la pasta a los países pobres anda en esas condiciones no les digo nada el futuro que le espera al Tercer Mundo. El hombre andaba de visita en Turquía y su cortesía le ha valido para que el universo entero conozca de él. Eso sí, apenas unos cuantos sabrán su nombre y cargo. Para la mayoría será el tipo de los tomates en los calcetines. Es lo que tiene la globalización. También es posible que el descuido no responda a la penuria económica sino a la longitud de las uñas. No es descartable que el presidente tenga la uña del dedo gordo con tabla de surf incorporada. Ya tiene una edad y si en algo se notan los años (sin contar el recurrente 'es la primera vez que me pasa') es en lo costoso que te resulta podarte las uñas de los calcos y en que te salen pelos de las orejas. Ayer mismo me depilé mi primer matorral y entré en franca depresión. Con lo que nos gustaba que nos saliera bigotillo en la adolescencia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

los zapatos no son de los guerrilleros, desde luego

Anónimo dijo...

No es que no tenga pasta, sino que es un cochino.