31 de enero de 2007

El evangelio según los Obús

Por fin la Iglesia se ha dado cuenta. La fe no es incompatible con la diversión y la marchita. Una parroquia inglesa ha decidido que en su culto suenen canciones de los U2. Se acabó la guitarra guardada en funda de cuadros escoceses y la flauta dulce (nunca he sabido a qué responde el nombre porque no sabe a nada). Luego decimos que el clero no avanza. Poco a poco. Quien sabe si dentro de diez siglos dejarán de pensar algunos que el destino propio de los gays es servir de combustión a la hoguera. Hace tiempo que no voy a misa, pero si Rouco se suma a la moda y predica con muñequera de pinchos al ritmo de los Obús vaya que si vuelvo. Admito que antes me dormía y que las melodías que amenizaban la velada espiritual lejos de ayudar a salir de la modorra lo único que conseguían era rematarte. 'Perdona a tu pueblo Señor, perdona a tu pueblo, perdóooonaaaaalo Señor' ¿Recuerdan? Primero averiguar de qué pueblo era, que ya implicaba cierta fatiga, y luego el tono meláncólico y monocorde que, para ser sinceros, tampoco colaboraba a la captación de fieles. A partir de este hito en el pueblo de Lincoln todo cambiará. Lo único que tendrás que confensarte entre temazo y temazo porque con el aumento de decibelios a buen seguro el señor cura no te oye. Casi mejor. Penitencia que te quitas. De todos modos, no confundamos y seamos selectivos. A ver si por no perder el tren de la vanguardia eclesiástica organizamos un concierto de Fran Perea en alguna catedral y España se convierte al islamismo. Cuidadín, cuidadín.

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