21 de noviembre de 2006

Maduro de pasable ver busca mona insaciable

Mi capacidad de deducción sólo es comparable a mi 'sex appeal'. Para quien ande algo despistado, digamos que inconmensurable. Esta virtud, una entre tantas que me adornan, me ha animado a publicar este contacto. Los chimpancés macho, a la hora de la coyunda, eligen a las hembras ya entraditas en años mientras que a las 'chimpancés lolitas' no les hacen ni puñetero caso por mucho 'top' o por mucho 'tatoo' que se pongan. En consecuencia, es fácil colegir que alguna joven mona, en el sentido más animal, ande por ahí descarriada en busca de maduro interesante. A ciertas alturas de la vida, la zoofilia pasa de ser un asco a una opción más. Si yo les contara mi currículo me entenderían. Mis amiguetes los científicos (qué sería de mí sin ellos) se han tirado años mirando a los monos y anotando sus costumbres conyugales. Esta vez en la Universidad de Boston aunque los monos eran ugandeses. Cosas de la globalización. Los hábitos no distan mucho de los del ser humano. Alguna aventurilla salpicada de acné vale, pero a la hora de pasar por la vicaría y formar una familia les tira más la experiencia que el arrebato. Dicen los eruditos que es porque están mejor alimentadas y porque son mejores madres. Yo añadiría que también tendrá que ver que tienen más conversación. Por ejemplo, te pueden contar cuando iban de compras con Chita o a pedir autógrafos a King Kong o cuando se reunían en cine-forum a debatir sobre 'El planeta de los simios'. Yo tampoco me pongo estupendo con lo de la edad. No está uno para elegir. Un suponer. Que viene la Charo Stone y me guiña el ojo pues oye me sacrifico. Que viene una jovenzuela epatada por mi intelecto pues oye que también. Y si es mona, en cualquier sentido, mejor que mejor.

No hay comentarios: