28 de noviembre de 2006

Botellódromo

España se pone otra vez a la vanguardia del mundo. A pesar del contumaz inmovilismo del socialismo rampante y del caos sembrado por las hordas de ZP (el discurso Acebes es como el sirimiri, tarda pero al final cala) el progreso de esta nación no hay quien lo pare. Desde ya seremos la envidia del universo con el primer 'botellódromo' que se construye en Granada. El Ayuntamiento ha decidido que ya que los jóvenes se cuecen con desmesura, por lo menos que lo hagan en un sitio en el que no molesten. Ahora sólo falta por saber si los zagales están por la labor de soplar como campeones sin joder al de al lado. Hay que reconocer que no es lo mismo trajinarte un litro de kalimotxo y eructar al paso de una anciana que hacer lo propio con tu colega que, como mínimo, te puede devolver el regueldo. Sin olvidar que te ríes mucho menos. Es decir, que yo creo que las autoridades, como siempre, no han cogido el tranquillo al 'espíritu botellón'. Se trata de beber, sí, pero sin olvidar que la gracia se desvanece si esta actividad no va acompañada de los juramentos de los vecinos colindantes. No crean que se lo van a poner en el centro de la ciudad. Quiá. Los chavales tendrán que irse a las afueras. Casi donde Boabdil perdió el mechero. Digánme qué gracia tiene hacer botellón en un sitio parecido al desierto del Gobi. Lo dejas todo hecho un asco y no lo ve nadie. Por no hablar de que la birra llegará en verano con la misma temperatura que el orín de burra. Tampoco digo yo que lo hagan en los jardines de La Alhambra pero un término medio por Dios. Para disimular ese receptáculo de cocimiento masivo les han colocado también unas pistas de deporte, como si con el pedo estuviera uno para marcarse unos mates NBA, y un escenario por si alguno, desinhibido por el alcohol, saca el artistazo que llevaba dentro. Esta iniciativa es la evidencia de un fracaso si por tal entendemos que a los mozos y a las mozas les prive más la priva (sublime juego de palabras) que estudiarse las ecuaciones de segundo grado. A mí me pasaba. Yo hice botellón y no se crean que, por la edad, utilizábamos ánforas fenicias. Litrona de Mahou. Algún día, no lejano, alguien tendrá que construir un monumento a esta fiel compañera que tanto ha hecho por generaciones y generaciones. Decía que yo hice botellón y he bebido lo mío, a veces también lo de al lado, y aquí me tienen. Hecho un hombre de orden, cotizante a la Seguridad Social, contribuyente ejemplar y amante de las plantas. Leído así estremece. Quién me mandaría a mí dejar de beber.

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