1 de abril de 2009

COMPRENSIBLE SILENCIO

Mariano se vació tanto en el plató que ya no le quedan palabras. Tanta pregunta agota al más pintado. Más a él que tampoco es de esfuerzo continuo. Por eso le han requerido alguna opinión sobre las acusaciones a su tesorero y no ha dicho ni mú. Con lo fácil que hubiera sido recordar que no es nada extraño que un tesorero tenga guardado un pastón debajo del colchón ¿Qué se esperaban? Para eso le nombran. Seguro que si hubiese sido el ordenanza a nadie le extrañaría verle haciendo unas fotocopias. Otra cosa es que, por un descuido, el parné lo tuviera guardado en sus cuentas particulares o, por un casual, con él se hubieran pagado unos matasuegras con una serigrafía de las gaviotas para amenizar algún mitin. Rajoy ponía la mano en el fuego por el tal Bárcenas pero hoy ya no tiene ganas de acabar como Juana de Arco. Sería una pena que, tras teñirse las canas y embadurnarse de maquillaje hasta el punto de dejar de lo más natural a la Pantoja de Puerto Rico, se le chamuscaran las canas con tanto riesgo adquirido. Puso el muñon a la brasa por los ternos de Paquet Camps y todavía anda con el GPS en busca de las facturas; luego por su tesorero y ahora es más sospechoso que Carod en un partido de la selección española. Por estas razones es tan comprensible su silencio ¿Para qué hablar? ¿Pá cagarla? ¿Pá abrasarse la campanilla? Quita, quita.

1 comentario:

paredes dijo...

Pues no sé como se calla.Este habla hasta debajo del agua, aunque haya chapapote.