12 de febrero de 2009

EL HOMBRE PRIVADO DE CRITERIO

No pocas veces, en las últimas semanas, he estado a punto de sentir cierta compasión por Rajoy. Tantas pirañas en su bidé de Génova ablandan hasta a un tipo que, como yo, no mudó el gesto con la muerte de la madre de Bambi a manos de Bermejo y Garzón. Menos mal que antes de derrumbarme ante esa tentación ha vuelto a ser el que era. O no. Precisamente ese viene a ser el problema. Es Mariano tan voluble que es capaz de salir con bufanda y verdugo de casa y regresar en bermudas si por el camino alguien le ha dicho que hace calor. Acusó sin pruebas al Gobierno de negociar con ETA. Luego tendió la mano. Apostó por la beligerancia. Se dio un tripazo en las elecciones. Optó por el buenrrollismo. Tampoco le vale. O sí. O quién coño sabe. Ahora han vuelto a pintarle la cara y le han desempolvado el hacha de guerra. A ver si esta vez cuela. No creo que sea una buena idea agarrarse a un tropiezo para tratar de esconder todo un escándalo. Bermejo ha sido un marmolillo y ha actuado como tal pero las miras de Estado, que están más allá del ombligo hirsuto del registrador de la propiedad, también están por encima de estas patochadas. La Justicia con mayúsculas es mucho más importante que los ministros con minúsculas. Esta teoría, eso sí, sólo sirve cuando se entiende la política como debería ser y no como el mecanismo para no volver ni por asomo a tomar posesión de una plaza de funcionario. A Mariano sólo le interesan los problemas de verdad a espasmos. Cuando le dejan algo de tiempo la guerra de guerrillas que tiene en un partido trufado de ambiciones personales y puñaladas traperas. El choriceo de la banda del Correa es un asunto grave que salpica a ese partido que era tan incompatible con la corrupción como los calcetines blancos de tenis con los tacones de aguja. Todo lo demás es humo por mucho que se busque un respaldo para una foto que no tiene en cuanto pisa la sede de Génova. Es cierto que estamos ante una trama contra el PP. El único detalle que olvida, comprensible ya que no se puede estar en todo, es que es el propio PP quien la ha urdido. Con estos sobresaltos estoy casi seguro que no llegara a ser candidato pero sí me gustaría que al menos pudiera disfrutar de una ganada jubilación es Santa Pola. Se lo ha merecido. Y nosotros mucho más.

1 comentario:

paredes dijo...

Que pena que Berlanga ya no esté por la labor de dirigir, porque sacaría otra Escopeta Nacional guapa.