2 de julio de 2008

LA FRUTA DEL DESEO

No estoy dispuesto a que este suceso histórico pase de puntillas por los diarios entre los crucígramas y los anuncios del Carrefour. Han descubierto que la sandía te pone cariñosón y erecto cual si hubieras ingerido una tortilla de viagra. Que conste que yo lo digo por usted que a uno, en paro biológico como está, a estas alturas de la vida, para sus quehaceres cotidianos, lo mismo le da viagra que juanola. Eso sí, si se decide a dar el salto de la química a la huerta sepa que tanto la posología como la ingesta cambia de manera radical. Por ejemplo, no trate de meterse la sandia entera y beber agua para que pase porque ni la boca de Yola Berrocal, que para otros menesteres sí debe ser competitiva, daría para tanto. Ni siquiera esos abruptos movimientos de cuello con los que mi abuela se zampaba dos optalidones por noche aun a riesgo de troncharse el pescuezo habilitarían la digestión. Como casi siempre, le veo ventajas pero también inconvenientes. Entre las primeras el precio a favor de la sandia o que no hace falta que pidas en la frutería y digas que son para el vecino. En la farmacia eso sí pasa. No con las sandías, claro está, sino con su competidora. Tal es el abismo presupuestario que por el precio de una píldora bien puedes mercar un carromato de sandías y aun sobrarte para traerte unos puerros y cocinar una rica purrusalda para reponer energías tras el esfuerzo sexual. Entre los segundos que si tienes que comerla antes del coito es posible que pongas el lecho perdido de pepitillas con lo que luego molestan cuando se clavan en el culo. Por no hablar del ansia que nos entra. Hablo de esas hipótesis que elucubramos en función de las recetas médicas. Si el doctor me ha dicho que me tome media pastilla para cumplir con uno, me tomo dos y dejó a Nacho Vidal a la altura del betún. Error. Y ni se le ocurra extrapolar esas tesis a las sandías que le entra una cagalera de espanto. Ellas suelen esperar pero toda paciencia tiene un límite por no mencionar lo desagradable que resulta un apretón en el umbral de la refriega. A partir de ahora, cuando invite a cenar a la churri ya sabe lo que tiene que pedir de postre. Ya sé que el flan con nata está muy bueno pero quien algo quiere algo le cuesta. Usted verá pero le advierto que eso de 'es la primera vez que me pasa' cada vez cuela menos. Nunca mejor dicho.

3 comentarios:

paredes dijo...

Enhorabuena al gremio sandiero por su acierto de marketing.La mentira (una vez más) se hace noticia mundi.Esta mañana me desayuné con la misma ,y me carcajeé.

Andante dijo...

¡Anda! ¡Por eso ayer, para cenar, me pidió mi contrario la media sandía!.

Resulta que para cenar, siempre le repetía, y ayer venga y venga a comer sandía.

¡Hombre! no sé si sería la sandía, el calor, la conjunción de los planetas, o de todos estos eventos, lo que originó el desenlace. Ahora que, inspiración, sí tuvo. Y ¿resultados? ¡buenossss!.

¡Por cierto! ¿Dónde está lo que sobraba de sandía?. ¡Se lo ha llevado para desayunar!.

Y es que el efecto placebo, puede con todo.

Un saludo.

Diana dijo...

Hola
Meu deus1, resulta que estoy descubriendo que eres cojonudo, manda carallo!
Me lo estoy pasando bárbaro leyéndote .
Gracias .
Ya se sabe que los científicos son unos tíos muy bohemios y admiran a las chicas y quieren a las hermanas y todas ess cosas, por éso es que no hacen más que inventar lo inventable para ayudarnos. Gracias científicos del mundo por la ayuda que nos prestáis.
La píldorita de antes de, la de después de, y ahora la sandía.
Tsnga o sandía?. Uff, qué dilema!
La que con todas estas ayudas no saca lo mejor del pariente es porque no se lo merece.
Un biquiño Don Germán desde Coruña
.