DEBATE CARTÓN PIEDRA

No sé yo si estos reputados comunicólogos del PP y del PSOE han atado todos los cabos del debate. A ver si después de pactar hasta cincuenta normas les van a echar en el vaso agua de Vichy y a los candidatos les molesta el insoportable sonido de los gases. No vayan los pobres a despistarse. Hay que tenerlo todo previsto. Tanto que yo no sé por qué lo llaman debate. No digo que se griten con los mismos decibelios que si pidieran una de chopitos en un chiringuito playero ni que se cojan de la pechera a la menor discrepancia pero de eso a tanta exquisitez digo yo que habrá algún término medio. Vamos que entre la buena organización y la más absoluta gilipollez tendrá cabida alguna cosa mínimamente coherente. Desde mi dilatada experiencia en campañas electorales puedo afirmar y afirmo que acaso no haya terreno mejor abonado para el papanatismo que estas confrontaciones electorales. La cosa llega al punto que a menudo prima más el color de la corbata que la solidez y sensatez de las propuestas. Es decir, que el señor candidato diga imbecilidades pero que se le vea guapo. Es lo que tiene ver tantas series americanas. Aquí, para esta noche, han pactado las alturas de las sillas, los segundos que se podrá mantener plano en un candidato cuando escuche al otro, la marca del minutero, la última parrafada y hasta el color de los gayumbos. Todo muy trascendental, sin duda. Luego llegará Mariano con el contrato 'échese una siesta aunque sea inmigrante' o ZP con la paga de 400 euros para Botín que buena falta le hará y todo eso será lo de menos ¿Has visto que bien llevaba las cejas peinadas José Luis? ¿Y qué me dices del recorte de la barba de Mariano? Excelso.