A mí no me dé los cuatrocientos euros señor ZP. Guárdeselos para educar a sus policías en las mínimas reglas de esta democracia que muchos de ellos llevan con la incomodidad de un grano en el culo. Ayer por la tarde sentí rabia y asco. Toda la rabia y asco que acumulé en apenas cuarto de hora de total impotencia. Una veintena de agentes enfundados en sus cascos humillaban a otros tantos inmigrantes que jugaban a las cartas en la Plaza de Tirso de Molina. Todos los días, camino del gimnasio, les veo echar los naipes sobre los fríos bancos de cemento. Hablan, ríen, discuten y, que se sepa, nunca se meten con nadie. Atroz delito ser negro y pobre. Los valientes policías les exigen los papeles de mala manera, les mandan callar con la amenaza de que, en caso contrario, "se irán a su puto país", les meten a empellones en los coches, a uno de ellos le obligan en apenas un minuto a vaciarse los bolsillos dos veces, les preguntan si han sido alguna vez detenidos y, ante la temerosa negativa, se lo vuelven a preguntar como no dando crédito a que un zarrapastroso y puto negro por el simple hecho de serlo nunca haya estado en una comisaría. Qué lástima, aguerrido agente, que este negro no sea Eddy Murphy o Michael Jordan para poderle llevar a su nene un autógrafo. Estos también son negros pero, a quien se le ocurre, no tienen dónde caerse muertos. Estos son sus chicos señor Rubalcaba. Fuertes con el débil y serviles con el poderoso. Si operan así en un lugar público ¿Qué pasa detras de los muros de las comisarías? No me vengan con cuentos. No me recurran al siempre hay excepciones. Ovejas negras. En esa plaza, paradojicamente llamada antes del Progreso y ayer de la vergüenza, todos los policías, y eran unos veinte, actuaron guiados por el mismo patrón. Ni uno solo les trató como personas. Sólo como despojos. Eso sí, nadie reparó en ello. Yo estuve quince minutos observando, haciendo llamadas inútiles. La humillación al inmigrante ha dejado de ser noticia. Luego dicen que nos roban. Qué gentuza. Con lo bien que les tratamos.
Vence Trump, gana la desinformación
Hace 2 semanas
8 comentarios:
¡Qué horror, Germán! Pobre gente. Es verdad que la injusticia es anonadante. Como es sabido, si un pobre choricillo roba un jamón se le ha caido el pelo y unos cuantos años en prisión mientras que los que roban millones siguen en sus yates. Como digo necesitamos una revolución ciudadana a nivel planetario!! Besotes, M.
Es tan salvaje y duro lo que cuentas que es hasta difícil de comentar. Yo he visto situaciones parecidas y el grado de impotencia es tal que más parece una pesadilla que la vida real. Sabrán esos grandísimos hijos de puta de las porras y pistolas que están agrediendo a seres superiores en cultura, antiguedad y valor (el que hace falta para dejar tu vida y buscar una nueva), en fín es jodido de verdad.
No sabéis cuánto me reconfortan estos comentarios. Fue una sensación tan jodida que aún me viene a la cabeza tanta prepotencia y me pongo de mala hostia. Saludos
Pues sí, la ‘indiferencia’ hacia el dolor ajeno y el ‘tanto tienes tanto vales’ están a la orden del día. Como si los españoles nunca hubiéramos emigrado a otros países a buscarnos la vida. Os cuento lo que le pasó a una amiga mía: La semana pasada fue a sacar dinero del cajero automático. Mientras lo hacía vio que un chico ecuatoriano esperaba turno tras ella. Mi amiga cogió su dinero y salió. Cuando estaba en la calle notó que alguien la seguía. Se giró con disimulo y vio que era el ecuatoriano del cajero. Nerviosa, empezó a caminar más deprisa. El ecuatoriano también aceleró su paso tras ella. A mi amiga no le quedó más remedio que pararse en un semáforo para cruzar. Allí el ecuatoriano la alcanzó y le dijo: “Señora, se ha dejado la tarjeta en el cajero”.
No sé que decirte Germán. Es tan fuerte esto... como podemos llamarnos país progresista si siguen comentiendose injusticias así... es vergonzoso Germán. Gracias por contárnoslo!!!
es la policia de zp?? deja de decir tonterias
Muy bueno lo de la tarjeta y como siempre de pena el comportamiento de los cafres armados.
A Raul: yo me podría comprometer a dejar de escribir presuntas tonterías siempre que usted se comprometiera a ser más respetuoso con lo que escriben los demás. En todo caso no pierda el tiempo con mis 'tonterías. Sabré afrontar tan irreparable pérdida. Gracias por su visita
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