18 de octubre de 2007

AQUÍ SÍ HAY PLAYA

Cuando se ponen rigurosos rozan lo sublime. Así son ellos. Un equipo internacional de científicos ha descubierto que el hombre ya iba a la playa hace 164.000 años. Hasta hoy se pensaba que el veraneo en la costa databa de mucho después, en concreto 39.000 años, pero ahora las nuevas pesquisas llevadas a cabo en Pinnacle Point, que, por lo que he sabido, debe ser como el Benidorm de Sudáfrica, han afinado la fecha. Cada día me sorprende más la capacidad del ser humano para soportar los embates de la vida ¿Cómo es posible que hayamos estado todo este tiempo cargando con semejante error? ¿Cómo no nos dimos cuenta antes? No quisiera restar méritos a los señores científicos pero cualquiera sabe que si hace más de cien mil años el hombre ya iba a la playa era simplemente para coger sitio. Cualquiera, sin necesidad de estar especializado en la evolución genética de la ameba, sabe que las vacaciones consisten en levantarte dos horas antes que para ir al curro, despertar a los críos a voces como si en vez de ir a bañarse tuvieran los exámenes finales, cargar la nevera de filetes empanados y gaseosa, cebar al canario de alpiste por si hay atasco a la vuelta, llevarte el Marca del día anterior porque todavía no están abiertos los quioscos, salir con la sombrilla debajo de la axila al modo de Sir Lancelot que luego clavas en la arena como si hubieses conquistado el islote de Perejil, atiborrar la baca del coche de tantos bultos que uno no sabe si vas a la playa o al Paris-Dakar, subir al apartamento a por los suegros olvidados en el baño mientras se confundían de dentaduras postizas y, por fin, bajar prácticamente sin resuello para pasar un agradable día con la puñetera familia que quién me mandaría a mí con los bien que estaba yo en casa. De todos modos tampoco hay que ser tan negativos. Se han dado casos de veraneantes que se han librado de la salmonelosis después de comer en el chiringuito e incluso de algunos que se han librado de tostarse al sol mientras en un radio cassette empotrado de tres cuerpos atronaban los Camela. Es lo que tiene el turismo alternativo.

3 comentarios:

Margarida dijo...

Pues sí que son sabios los científicos ehh...y digo yo lo que ellos llamar ir a la playa no sería porque allí había comida relativamente fácil de coger como mejillones, lapas o algún pescaíto. A ver si el próximo descubrimiento va a ser (sobre todo porque viene de sudáfrica el estudio) que su atuendo para tal ocasión era un tanga de leopardo y le joden la exclusiva al Rappel...Aquí nos quedamos Germán, a que nos informes de tamaña noticia!!.

Sun dijo...

Como me he reído con el artículo de hoy, y es que cuanta verdad!!! Te ha faltado mencionar que esos filetes empanados acabaran llenos de arena, por muy cuidadoso que seas. Lo bueno es que los que vivimos cerca de la playa somos los que menos vamos.
Saludos y sigue alegrándonos los días, Besos

txilibrin dijo...

Es que yo no he vivido esas cosas de madrugar para coger sitio, en mi rinconcito del norte tenemos poca gente, y mejores playas :P

Por si queréis buscarlos, se llama Biosfera de Urdaibai.

Besosss