9 de abril de 2007

Souvenirs del Cuaternario

Me iba a abrir un plan de pensiones con unos pocos ahorrillos, pero lo dejaré para mejor ocasión. La tentación es demasiado poderosa para andar ahora pensando en el futuro. La casa de subastas Christie saca a puja un goloso lote de souvenirs prehistóricos y a mí la paleontología es que me pirra. Con decirles que aún conservo la colección de singles de Marujita Díaz les digo todo. He estado mirando el listado y de todos los fósiles el que más me pone es un mamut de Siberia que sale a partir de 150.000 euros. Un poco caro para no poder sacarle en su estado ni unos tristes chuletones pero todo sea por la historia.

El bicharraco mide casi cuatro metros de alto o sea que, si por fin me dan el crédito hipotecario con la excusa de comprarme un bungalow en Cullera y lo consigo, igual tengo que hacer obra en casa para que me entre en el salón. Encima del televisor, que es donde más lucen estos recuerdos, ni hablar. Me he comprado un plasma con tal pantallón que hasta el modesto teletienda parece que lo hacen en El Corte Inglés. Como dato complementario les diré que al ya célebre mamut le han bautizado como 'El presidente' aunque no especifican el porqué. Esta falta de transparencia es la que invita a la especulación malsana. Ya hay quien va diciendo por ahí que ese apodo responde a que el cerebro del primitivo elefante está tan disecado como el de Josemari. Qué mala baba tiene la gente.

Si no me llega el parné, hay otra codiciada pieza que también luciría lo suyo. Se trata de un rinoceronte lanudo del Cuaternario aunque me queda la seria duda de cómo puede tener el animal el pelo después de tantos años. Que se sepa, el hombre de Neardenthal todavía no había decubierto el Sunsilk. El rinoceronte se paga a partir de 50.000 euros y su tamaño más escueto posibilita que pueda sustituir a la perfección al entrañable perrito de caza de escayola con patita levantada incluida. Qué primor.

No cren que estas subastas son solo para ricos. Una ayuda sí que es, pero a poco que se sacrifique puede presumir, por ejemplo, de llevar una pulserita muy mona engarzada con dientes de dinosaurio. Se subastan ciento cincuenta piños o sea que no será por falta de posibilidades. Le quita usted un poquito el sarro y a la ópera con ella. Además del glamour que le da hará usted una excelente inversión. Para que se haga una idea, hace diez años un museo pagó más de ocho millones de euros por el esqueleto de un tiranosaurio (creo que no era el de Pinochet) y estamos hablando de un montón de huesos que ya no sirven ni para caldo. Eche cuenta.

1 comentario:

Paco dijo...

¿Los dinosaurios esos son de antes o después de la guerra de Irak? LLevo ya un poco de jaleo con el tiempo, y con la meteorología que aquí en Murcia ya no se recuerda tanta agua seguida.