27 de marzo de 2007

Se buscan gordos

Estoy que no quepo en mí de gozo. Bueno, a lo mejor también tiene que ver algo la panceta. Por fin, el Gobierno me va a consultar algo. Eso espero. Yo prefería votar para que el Dioni, ese ídolo olvidado, nos representara en Eurovisión, pero menos da una piedra. Sanidad busca gordos y eso no me lo puedo perder. No es que esté uno para hacer de doble de Moby Dick, tampoco es eso, pero con algo de sobrepeso sí que ando. Hasta los sex symbol padecemos el cruel paso del tiempo y pagamos como cualquier mortal la ingesta desaforada de chuletones. Como saben, lo que antes era un gorderas ahora es un tipo con sobrepeso como lo que antaño era un niño cabroncete hoy es un niño hiperactivo. La ministra va a preguntar a catorce mil ciudadanos sobre sus hábitos alimenticios. Vamos, sobre lo que papeamos. Malo será que alguien no me observe por la calle y me cace marcando lorza debajo de mi jersey de diseño italiano. Por cierto, usted mismo se puede ir chequeando el flotador. Coja el metro con el que hacía las marcas en la pared para ver si daba el estirón y, aunque le acojone, páseselo por los abdominales. Si supera los ochenta y ocho centímetros en caso de las féminas y de ciento dos en el caso de los varones ándese con ojo. Corre riesgo de que se le alborote la patata y le den taquicardias con solo remover el cubilete del parchís. Ni que decir tiene que ni me he atrevido a medirme el diámetro torácico. Si estuviera chunguillo digo yo que ya me hubiera dejado el bofe enredado en los pedales de la estática y no ha sido el caso. En la encuesta nos van a preguntar por la dieta. Les aconsejo que mientan como cuando nos preguntan nuestras aficiones y decimos que nos gusta leer e ir al cine. Si se interesan por su desayuno, zumito y tostada, por la comida, acelgas y algo de carne o pescado a la plancha (no se le ocurra mencionar la oreja que la caga) y de cena apenas un yogur y un vasito de leche semidesnatada para que no sospechen. Si se ve acorralado recurra a la dieta Pataky que tan óptimos resultados le ha dado a tan singular maciza. Ella no come nada a partir de las ocho de la tarde (no me sean cochinos) y monta a caballo en Los Angeles. Si no tiene a mano ningún corcel, que pudiera ser, vale como alternativa correr junto al chucho para alcanzar un pedrusco. Eso sí, no les diga que últimamente rebaña la salsa de los callos con la spontex ni que se pone de cañas hasta las trancas. Queda feo y, además, no es nada europeo. En el capítulo de actividad deportiva descarte como mérito el visionado del Mundial con sus correspondientes resúmenes y si le preguntan si bebe o fuma siéntase sumamente ofendido. Un ¿por quién me toma? puede resultar suficiente. De todos modos con la cruzada que se trae la ministra contra el bebercio, el tabaco y las burger xxl no descarten que la encuesta la acaben haciendo sobre si es cierto o no que el retoño de Jesulín está tan bien dotado como dice el padre. Por lo menos que se aproveche el papel.

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