Acabáramos

Tengo un estomágo tan fuerte que podría comerme una ración de plutonio al pil pil y apenas soltar un eructito. Sólo así se entiende que viendo, oyendo y leyendo lo que uno tiene ver, oir y leer estos días no se me hayan revuelto las tripas. A veces me pregunto si estos individuos merecen que mi proverbial ingenio atienda aun por unos segundos sus sandeces, sus patrañas, sus manipulaciones y sus absolutas mentiras (¿está libre De Juana, señor Aznar? Recuerde que con los embustes le crece la nariz no su estatura). Cómo será la cosa que han desempolvado hasta a Mayor Oreja, ese hombre tan jovial y optimista que llegara a ser ministro Dios sabrá por qué. No es que ponga yo en duda sus capacidades. En un alarde de sinceridad impropio de un político, lo hace él mismo. Cuando mandaba en Interior soltó a unos cuantos etarras pero "no se fijaba" (literal) en quienes eran. Mire que yo soy vago pero anda que usted ¿Acaso no lo hacía por no levantarse a por las gafas de cerca? Qué desparpajo. Cuando De Juana estaba en el trullo y pidió champán francés para celebrar el asesinato de unos inocentes en un atentado, Mayor Oreja estaba al frente de Interior. No sólo no se le abrió expediente por enaltecimiento del terrorismo. Ni siquiera se atrevió a poner a este mal nacido de rodillas y de cara a la pared. Ahora que le han sacado de ariete contra ZP echa el marrón al director de la prisión en un ejercicio patético de falta de responsabilidad y de poca o ninguna vergüenza. Así son ellos. Soltaban a los presos por decenas, les rebajan penas por hacer un macetero de macramé pero ahora van en monopatín a poner flores en memoria de las víctimas. La hipocresía, después de estos días, adquiere otro significado y dimensión. Ya no lo tengo que decir yo. Mariano y los suyos me ahorran la conclusión. Este gobierno ya no vale. Acabáramos. Para ustedes no ha valido nunca porque la única validez que admiten es aquella que responde a sus intereses. No vale y si no queda más remedio, qué se le va a hacer a estas alturas, habrá que ir de nuevo a las urnas. Primero fue el 'váyase señor González' ahora el 'no vale ZP' y luego será una nueva consigna para arropar una vieja idea: qué bonita es la democracia cuando ganamos nosotros. Ya pueden usted poner a quinientos vigilantes para que arrien las banderas franquistas en la manifestación del sábado. Hay estandartes que no se pueden esconder aunque no se vean. Ellos son sus compañeros de viaje; aquellos que reniegan hasta del golpismo envuelto en papel de celofán y si, por ellos fuera, iban directamente a tomar el Palacio de la Moncloa. Con ellos estarán codo a codo. Es lo que hay. Hace ahora cuatro años millones de personas salíamos a la calle a protestar contra la matanza de inocentes en la guerra de Irak, mañana cientos de miles protestarán por haber salvado la vida a un culpable. Qué cada uno saque sus conclusiones.