6 de enero de 2007

¿Ortodoncia o casquete?

Ya empieza a ser una anécdota que Ronaldo sea futbolista. Se ha convertido por méritos propios en un ídolo machuno, el picha brava por antonomasia, en un depredador sexual sin parangón. Sabida es su fama de mujeriego y de 'bon vivant' pero, como los buenos vinos, se supera con los años. De otro modo no se entiende que ahora viva un tórrido romance con su dentista. Sólo un animal en celo permanente puede acudir a una consulta y en vez de pensar en lo jodido que es una ortodoncia estar maquinando cómo beneficiarse a su torturador. Bien es cierto que, o mucho me equivoco, o Ronaldo iba a tiro fijo. Es decir, no se entendería este afán si compartiera servicios con mi odontólogo. Estoy casi seguro que su barba no le seduciría en exceso al astro brasileño. Casi tan seguro como que la doctora Andreu, que así se llama, es una maciza de agárrate y no te menees. Por supuesto recurro al sustantivo astro en su ámbito de follador incansable. En los ratos libres que le deja su actividad es cuando echa algún partidillo de fútbol. Ronaldo había acudido a la clínica a que le blanquearan los piños. Habida cuenta del tamaño (en esta ocasión me refiero a los dientes) es lógico que las sesiones se prolongaran durante varios días y ya sabemos que el roce hace el cariño. Al parecer el colega está como un niño con zapatos nuevos. Invitó a su flamente churri a cenar en Navidad en su casa, le costeó un pasaje en primera a Madrid y se fue a París a estrenar su nuevo apartamento. Bueno, me refiero a que se lo enseñó. No quiero decir que estrenaran la parte más mullida del nuevo mobiliario. Qué sé yo, igual ella aprovechó para ajustarle los empastes. En fin, cosas normales que hacen los enamorados. A un servidor le resulta ya menos habitual que, para acabar el tratamiento blanqueador de la piñaca, Ronaldo, que no repara en gastos y que ni siquiera espera a las rebajas de enero, le haya alquilado en Madrid un consultorio odontológico. Así ya se puede. Menos mal que a la joven no le dio por pilotar aviones porque nos hubieran tenido que cerrar el aeropuerto de Barajas para que ella hiciera sus prácticas. No quisiera yo restar mérito alguno a este ídolo de masas, pero con ese poderío se facilita mucho la labor. Es el único consuelo que nos queda a los envidiosos. Pensar que si en vez de afamado futbolista fuera charcutero en Río de Janeiro pues eso. Claro que a él, como a mí en su caso, le debe importar un huevo. Y hace muy bien.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ronaldo se lo come todo, incluida la comida, solo hay que verlo.

Anónimo dijo...

Es hombre de buen apetito en todos los sentidos