23 de enero de 2007

Eso lo pinto yo con la chorra

Tim es uno de esos tipos que se toma las cosas al pie de la letra. Quien más quien menos hemos dicho u oído alguna vez en una exposición de arte abstracto aquello de 'ésto lo pinto yo con la chorra'. Tim debió de ser uno entre tantos que lo aseguraba pero el único que ha decidido pasar de las palabras a los hechos. Hablando mal y pronto. Tim pinta lo que le sale de la polla. Y no me refiero a plasmar su libérrima inspiración sino que utiliza una brocha con mango incorporado. Con independencia de la valoración artística que merezca su obra es indudable que las condiciones físicas son de superdotado. Sólo en un estado de erección casi permanente (como la iguana Mozart, lean, si quieren, el artículo inferior) se entiende que pueda llegar a todos los rincones del lienzo. Imagínense el bombeo sanguíneo necesario para realizar una copia a tamaño real de La rendición de Breda o, en un ámbito más doméstico, pintar el techo del salón de gotelé. No sé si Tim trabaja la caricatura pero debe ser un espectáculo ver la cara del modelo durante su posado. Además, mientras te esboza la nariz puede tocar la armónica y utilizar así dos instrumentos a la vez. Si he sabido de la entrañable historia de Tim ha sido porque un padre ha denunciado que la visión del culo del artista en un informativo ha podido traumatizar para siempre la vida de su pequeño hijo. No se tiene constancia de que haya denunciado la emisión de la ejecución de Sadam que tan edificante fue para el mundo en general y para la infancia en particular. A mí, sin embargo, me parece de lo más didáctico. Nos enseña que además de para liberar la próstata y darse alguna refriega erótica la pilila puede servir para que te ganes la vida sin necesidad de ser gigoló. Ya les digo, mucho más didáctico que los programas de Letizia Sabater.

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