Acabo de hacer la compra del mes para amotinarme hasta que pasen las Fiestas. Es tanta la emoción que me embarga en estas señaladas fechas que soy incapaz de salir a la calle sin que se me salten las lágrimas. Por eso prefiero digerir mi dicha en la intimidad. Como Jose con el catalán pero en versión 'fun, fun, fun'. Eso sí, antes de ello me he agenciado el 'kit' navideño por si alguna urgencia, que me llame alguna admiradora o similar, me hace salir del domicilio. No me vayan a lapidar o ahorcarme con una cinta de espumillón por ir sin el pelucón de los Simpson (el último grito), la dentadura de toxicómano o las gafotas culo de garrafa. Por si era poca la conmoción, Carlos y Camilla me desean una Feliz Navidad. Ya sé que a todos pero si lo personalizo me creo más importante. Tengan en cuenta que ya ha dejado de escribirme cartas hasta Cajamadrid y eso es duro, muy duro. En un mensaje subliminal pero nítido a poco que uno sea inteligente, es decir, a mí me ha costado lo mío desentrañar el guiño, Camilla aparece con parte del árbol en su cabeza. Si bien también pudiera interpretarse que va disfrazada con el vestido de novia de Robocop y se le han alborotado los cables de la cocorota. Se la ve sonriente y suelta. Lo de suelta no lo digo por decir. La duquesa de Cornualles no ha podido visitar una fábrica de dulces porque se iba por las patillas abajo y ya saben que cuando la diarrea aprieta ni el culo de los aristocratas se respeta. El príncipe Carlos también sonríe. Sólo faltamos nosotros aunque eso se antoja más complicado. Digo yo que si la foto tiene un carácter navideño, a este hombre le han desaprovechado los estilistas. Ya que sus apéndices auditivos se lo permiten bien le podrían haber colgado en ellos unas bolas o el trineo de Papá Noel para dar más ambientillo. No me digan que no. Puede ser igual un christma que una foto a la entrada de los salones Lord Winstons para celebrar la boda de un primo de Liverpool. De todos modos lo que hay que valorar es la intención y en eso han estado primorosos. Acabo de imprimir la instantánea para ponerla encima del televisor junto a la tarjeta del aguinaldo del cartero. Así es como las monarquías de acercan a la plebe, así es como algún día, si nos dejaran, igual hasta les votábamos. Bueno, tampoco hay que exagerar, pero por lo menos no se nos vendría a la mente el destino de María Antonieta. Y todavía me queda el mensaje de Nochebuena de nuestro Rey el campechano ¿Por qué no hacemos de los años una Navidad continua? Yuuuuupppppiiiiiii
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