5 de diciembre de 2006

God save a la reina cheli

La Reina de Inglaterra, esa señora que parece salida de un sello del siglo XIX, se ha vuelto cheli. Le ha costado más de cincuenta años pero la elite de los lingüistas británicos le ha pillado. Un exhaustivo análisis de todos sus discursos navideños (tanta campaña contra las drogas para nada; hay que ver a qué se dedican algunos) ha arrojado luz sobre su acento. La señora lleva desde 1952 con la tabarra y lo que comenzó como un ejercicio de perfecta dicción aristocrática ha derivado en un tono de hooligan de arrabal. O casi. A la espera del episodio de este año no sería descartable que comenzara con un ‘Hello inglishs. I an queen and you not; fuck you and you and you’. Es como si nuestro Rey rematara su soflama de Nochebuena al grito de ‘Españoles, que paséis unas fiestas d’abuten’ y se pegara un eructillo tras el brindis. A mi la verdad es que el discurso de don Juan Carlos me fascina. No les digo nada a los analistas políticos que diseccionan hasta las comas ¿Qué habrá querido decir? Pues nada, como casi siempre. Tengo todos grabados en deuvedé. En concreto junto a las recetas de Arguiñano, los capítulos de Aída y una lección magistral de Bricomanía (‘Cómo construir un submarino nuclear con una estantería de Ikea y un grifo monomando’). A través de los discursos de nuestro monarca podemos descubrir cuál ha sido la evolución de nuestra patria. Si no tanto, por lo menos podemos descubrir cuáles han sido las últimas tendencias en tamaño del abeto, cintas de espumillón o en burros y vacas del belén. Nuestro rey, siempre tan campechano, seguro que estaba por la labor. Si me apuran, hasta nos lo podían enviar por ‘sms’ con ese peculiar lenguaje de los adolescentes. ‘Esp tod, como king vuestro que soy, kiero que pseis unas fiestas chachis xq os lo mereceis’. Ya puestos, alguien, no digo necesariamente él porque igual me tachan de irrespetuoso, podría darnos la turra desde la televisión tocado con una cornamenta de alce o un pelucón Jackson Five o unas gafotas de culo vaso. Sólo así se acercarían de verdad al pueblo. Como colofón una traca de petardos, un descorche de sidra El Gaitero y un par de polvorones La Estepeña. No me digan que no colaboro al desarrollo de nuestra sociedad. Como hoy me he levantado constructivo también propongo que la Familia Real se anime a entonar unos villancicos. Dado el censo actual ya les saldría un coro o una formación similar en número a Los Sabandeños. Sería bonito, familiar, entrañable, emotivo y sobrecogedor. Hasta yo lo vería en vez de estar picoteando los langostinos.

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