15 de septiembre de 2006

Tele-Yo

Si me entrara la cabeza en la pantalla me montaba una tele para mí. Es lo último de lo último. Acabo de ver a ZP estilo hombre del tiempo, hablando al universo mundo a través de un canal que han inaugurado los socialistas a través del internés. Por lo menos acoquinan ellos la pasta que no es poco. Yo también quiero. Espe tiene Telemadrid para ella solita, Chavez también tiene un canal de telepredicador, ZP lo mismo, Aznar tuvo y retuvo TVE y yo ya no tengo ni el Cinexin. Con lo que me gusta a mí rajar y poner a escurrir al prójimo. De momento me he abierto una ventana en una caja de embalaje de un frigo y estoy en prácticas. Claro que mi sultán como espectador es poco agradecido. Es verme y se pira a comer pienso. Eso sí, me he comprado una cámara de vídeo y de aquí a nada emito el primer casting para buscar presentador. No sé si Urdaci tendrá un huequecillo entre bolo y bolo de cómico de la Legua. A mí me gusta contar con este tipo de periodista incómodo con el poder, impertinente en las preguntas a los presidentes de Gobierno, arrojados y atrevidos. Además sus amigas se colocan la mar de bien. Miren ex Leti. Bien pensado, con los pocos recursos con los que cuento sería mejor contratar a Rappel que te da las noticias del día y te adivina las de la semana que viene. Así ahorras gastos de desplazamiento y lo derivas al pago de exclusivas. Echas la moneda como en los coches de choque y el interfecto canta por peteneras o te cuenta la guerra civil mismamente. Es lo que tiene el arriesgado mundo (sin segundas) del periodismo de investigación en el que, sin duda, España alcanza cotas sublimes y eso que la ex de Cascos todavía no se ha puesto a hurgar. Por cierto, el otro día leí que el otrora simpático y afable ministro se estaba pensando volver a la política. Digánme que era una broma; prometo no cobrarle las valerianas al difusor del rumor ¿Por qué será nada más que eso, verdad? No se sacrifique don Paco. Con la intención basta. Mi tele sería un reducto de minorías, sin concesiones al populacho. Documentales a tutiplén, debates completos sin traducción de los fondos estructurales europeos, retransimisión en tiempo real de partidas de ajedrez de interés (alguna habrá), charla-coloquio sobre el papel de la intertextualización y los duendes informáticos en la magna obra de Lucía Etxebarría, el cine mudo albano-kosovar y sus influencias, y, ya en plan frivolón, una versión de Matrimoniadas con Sartre y Simone de Beauvoir de protagonistas. No me digan que no promete.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te podrían haber metido en el comité de sabios de la Cafarell, pues los elegidos, no dan ni una.Panda de casposos.Entre la nietísima, el hermida y cia, se están luciendo.

cambalache dijo...

Joder, ya ni me acordaba de ellos. Menudo casting