9 de septiembre de 2006

Progre y cutre

Mira que me lo habían dicho veces y no me lo creía. Es lo que tiene ser cabezón físico y existencial. Viajar es bueno, enriquece, te abre la mente. Y yo erre que erre. Como máximo llegué a coger un tren de Cercanías y tuve que parar a comer de tan largo que se me hizo el trayecto. Ha tenido que ser una boda (¿quién dijo que es malo el matrimonio?) el motivo ideal para admitir sin cortapisas mi error. Casi hasta el fin de la tierra, por estos pueblos gallegos me hallo, he tenido que ir para encontrar una definición a mi ser. Progre y cutre. Un diario galaico utilizaba estos dos simpáticos sustantivos y además te regalaba un aguijón por defender que el actor Pepe Rubianes, a quién llaman presunto gallego como si estuviera implicado en la Operación Malaya, represente en un teatro municipal de Madrid su obra 'Lorca eran todos'. Rubianes se despachó en un programa de la televisión catalana contra España y su unidad y ahora le toca purgar sus pecados. A buen seguro, a Rubianes se le calentó la boca y, por provocar, se pasó de frenada. Hasta puedo admitir que fuese una patochada, pero, con todo y con eso, me parece peor que la venganza a esta afrenta sea censurar y prohibir una obra de teatro. Una obra de teatro no es una amenaza ni llama a la vendetta por mucho que la caverna se haya agitado y afilado sus hachas de guerra. Es remover la encina y a la mínima caen las bellotas. Un alto representante de la política autonómica madrileña ha celebrado que a Rubianes le hayan dado con la puerta del Teatro Español en las narices por 'impresentable' y 'por insultar a todos los españoles'. Miré usté, señor vicepresidente de la marquesa-presidenta, he desempolvado el pasaporte porque soy de poco ajetreo de maletas y, en efecto, soy ciudadano español. Pues bien. A mí lo que me resulta un insulto es 'zappear' con el mando y tener que ver cómo mis impuestos van a parar al club de fans de su jefa en versión televisión autonómica. La manipulación grosera, burda y, ésta sí, totalmente impresentable, me estomaga mucho más que los exabruptos de un actor que al fin y al cabo vive su vida y no influye para nada en la mía. Ustedes sí. Puedo ser progre, puedo ser cutre pero no me tomen por gilipollas. Que su necedad y su hipocresía no insulten a mi inteligencia. Mire usté de nuevo. Aquí, aquí. Al progre, cutre y cabezón. Uno que es muy futbolero recuerda domingo sí y domingo también el grito de guerra de los refinados hooligans de mi equipo. 'Puta Barça, Puta Catalunya' en presencia de un palco de autoridades repleto (de gratis y con canapés a tutiplén ¿quién se puede resistir?) ¿A alguno de ellos se les prohibió entrar al estadio por faltar al respeto a una comunidad y a sus ciudadanos? Eso sí, igual que digo una cosa digo otra. A los compañeros progres y cutres catalanes les pido la coherencia necesaria para que, en caso inverso, también recurran a la defensa de la libertad de expresión hasta la frontera que marquen los tribunales. No quiero ni pensar, y a menudo lo pienso, que en el caso de que un actor ultraespañol se hubiese cagado en algún familiar de Campmany la censura hubiese sido la misma. Digánme que soy un mal pensado. Despedida y cierre. Estoy en un centro cibernético rodeado de diminutos zagales que se preguntan uno a otro que si prefieren ser terrorista o antiterrorista mientras por los altavoces silban pepinos y metralla. Qué miedo. Luego pasa lo que pasa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo que dijo Rubianes, somos muchos los que lo pensamos y decimos, lo que pasa es que no nos sacan en la tele.Que se dejen de cuentos , no ofendió a los españoles, sino a los que se creen que España es suya y solo suya.