8 de septiembre de 2006

El gatillazo de Enrique

Me ha costado elegir el titular más que un sólo plato en una marisquería. No quería que sonase a novela de Corín Tellado en versión guarrilla y procaz (por cierto señora, mis respetos sinceros y mi apoyo incondicional a su petición de Nobel para Delibes; usted sí que sabe). Enrique Iglesias se ha sincerado. Como no podía ser menos ha sido en la revista Divas. No iba a ser en Caza y Pesca. Pues también. El zagal ha admitido sin tapujos que ha padecido un gatillazo en su intensa vida sexual. Criatura. Menos mal que a mí no me han preguntado. Diva no soy, pero gatillazos los míos. Sin embargo, de una genética tan arraigada en el arte como la de los Iglesias, de unos espermatozoides tan fecundos, recordado Papuchi, se esperaba algo más de imaginación y entrega. Enrique coño, que tu padre ha levantado el mastil patrio, y nunca mejor dicho, en innumerables faenas y ha cumplido como buen español. Y ahí está dando el callo. Eso de viajar tanto y de cantar en inglés te ha perjudicado chaval, te nos has amoñado, te nos has venido abajo en el sentido más amplio de la palabra. Y nos duele que nos dejes mal con lo poco que viajamos los demás y el poco caso que nos hacen. Para uno que tenemos con buena planta, que sabe idiomas y además cant...pues eso, que tienes buena planta y sabes idiomas. Un español de bien nunca falla. Como mucho, se le echa la culpa a la churri y aquí paz y luego a presumir en la taberna. Cuatro sin sacarla. Qué bonito el juego de los chinos. Quique, según cuenta ¿sabes?, se excusó con un 'es la primera vez que me pasa' que para Óscar al mejor guión original tampoco da, la verdad. Con el tiempo, y ojalá me equivoque, te verás repitiendo la monserga y soslayando que es la primera vez que te pasa...con ella. El chavalote achaca esa mácula a que se embolicó ante los encantos de la muchacha, se cegó y luego, a la hora de rematar, se le paró la aguja en la reserva. Eso pasa, Enrique, que te entra el apretón y no falla. Se te engancha la hebilla del cinturón, te pillas el pellejillo con la cremallera, te enganchas los calzoncillos en los tobillos en la postura inestable de garza Karate Kid y cuando yaces junto a ella no te quedan ganas ni de ver a Chuck Norris en la Teletienda. Morcillón y da gracias. Y no te quejes que seguro que a ti te esperan, que a otros ni eso. La primera vez que te pasa y la última que te va a pasar por lo menos conmigo. Cómo hieren algunos recuerdos. En la misma entrevista, Enriquito, que es un caballero, no da nombres aunque deja caer que con la Kourni, su actual novia que ya casi no juega al tenis, es decir lo mismo que antes de conocerle, no le ha pasado. Lejos de ello, se cuenta que una noche en un hotel el ajetreo fue tal que los conserjes no sabían si se trataba de una cópula o se acercaba un tsunami. Mirátelo chavalín, a ver si te ha debilitado el bombeo el detector ese por el que te metes en el anuncio del peluco. Que me han dicho que esos aparatos son muy malos. De todos modos, la estadística está de tu lado ¿Uno entre cuántos? Hay otros que sólo pueden pensar ¿cuántos para uno?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Al leer el título, me llevé las manos a la cabeza (la de las orejas y demás), pensé que el gatillazo había sido con la Curni, y eso sí que hubiera sido grave.Con otras, confieso que yo también los he tenido,con ella , de verdad que no he tenido ni uno.Si alguien no se lo cree que la pregunte.