11 de septiembre de 2006

Despido de un mayordomo

Nunca ha sido un oficio bien visto, para qué engañarnos. Cuando no es el asesino de la película es un chota o si no entra en estas dos categorías, cosa rara, se convierte en pasto de películas soeces y asaz guarras. Recuérdese el clásico 'Caray con el mayordomo que largo tiene el maromo' que yo conozco, por supuesto, porque pretendí bajar del internés una película macedonia con subtítulos en esloveno y me quedé petrificado cuando comprobé el maromo del mayordomo. Un poquito de rigor amigos. No nos engañen y acomplejen. Menos mal que al final no me decidí a contratar a uno muy mono con chaleco de rayitas y todo porque hay que andarse con mucho ojito o, cómo decía el clásico de mi selecto barrio, con el bolo colgando. Cómo está el servicio, recordada Gracita. Anda uno de los súbditos domésticos de la desaparecida Lady Di de plató en plató y de periódico en periódico rajando como un sacamuelas sobre las intimidades de la que fuera esposa del inigualable Carlos de Inglaterra. El tipo, o tiparraco según la afectación de cada cual, publicará en breve un libro en el que se explaya sobre las costumbres de Diana de Gales. Los amigos de la familia real están escandalizados pues se temen que las páginas del mayordomo evidencien que, por ejemplo, Carlos de Inglaterra sufre de flatulencias aunque las libere de manera más presta gracias a la falda escocesa que tan bien le sienta. O cosas peores. O mejores, según se mire. Al menos hay que admitir que el hombre se lo ha currado y ha escrito un libro o se lo ha dictado a otro. Aquí somos más vaguetes y cutres. La versíón patria y zarzuelera es el chófer de la fallecida Rocío Jurado. Éste opta más por el minimalismo. Va al banco, pide el saldo y si está medio tieso se va a rajar a un programa de culto, tipo Apostrophes de Pivot pero en versión más ligera. No sólo no lleva libro bajo el brazo. No lleva ni una chuleta. Un portento de memoria este individuo. Y anda que se achanta delante de ese ramillete de periodistas de reconocido prestigio. Qué va. Un tío echao pa'alante. Por cierto, hablando de libros, se lo adelanto en primicia y con carácter gratuito. Atención a octubre. Pedazo de testimonio. 'Querida mamá'. Título poco arriesgado pero tras el cual se esconde un autor novel que dará mucho que hablar (si es posible). Nada menos que Julián Contreras Ordoñez. Sí, sí, el mismo. El hijo de la también desaparecida Carmina Ordoñez. Qué callado se tenía esta afecta literaria. Voy a proponer a mi editorial que, con mi próxima novela, adjuntemos un facsimil con fotos mías hurgándome en la nariz mientras rebusco una metáfora o con los ojos ineyctados en sangre cuando pierde el Madrí u otra de mi etapa Simpson zampándome una cuatro quesos familar rodeado de botes de Mahou. Por lo menos que me critiquen y se entretengan. Si luego la leen y todo, pues miel sobre hojuelas, pero eso ya entra en el terreno de lo anecdótico.

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