30 de agosto de 2006

¿Torturas a Sadam?


Me dispongo a dar una muestra de gallardía impropia de mi persona y de la que a buen seguro me arrepentiré. A pesar de haber ejercido como periodista durante muchos años, sé cuando toca rectificar y dar la vuelta cual calcetín a la crítica para convertirla en elogio si el suceso se presta a ello. Y éste no cabe duda que se enmarca dentro de esta inusual metamorfosis. Si en distintas ocasiones he sido severo con la actitud de los marines norteamericanos, he de admitir sin cortapisas que, en esta ocasión y deseo que sirva de precedente, me han dado toda una lección de altruismo nada menos que con el personaje que uno menos se esperaba. Entre los castigos que imponían al siniestro Sadam en su cautiverio, los marines le obligaban a ver su caricatura en South Park repetidas veces. Cómo se han ablandado estos recios muchachotes hasta asemejarse a una pandilla de tiernas ursulinas. Ni señor, sí señor, ni leches. Si hubieran querido torturarle de verdad de la buena hubieran emitido una antología de exabruptos y tonterías de esta periodista de investigación que chilla sobremanera en los programas del corazón. Sí, no sé, una que presume mucho de ser licenciada en Periodismo como si fuese equiparable a ser catedrático por Oxford y que cree haber descubierto el Watergate por haber sorprendido a Antonio David Flores meando en una esquina. Una muchacha que vocifera a tutiplén mientras por las arterías de su cuello corretea un veloz topo. Creo que hace años fue a un programa de televisión a buscar novio y como no lo encontró se quedó en los platós de por vida. María Pestiño o algo así creo que se llama. Eso sí que hubiera sido inhumano, pero ponerle South Park es amenizarle la sentencia. Bien es cierto que el tirano no estará para muchas bromas pero, a poco que se abstraiga de su condición de reo, seguro que se echa unas risas con los divertidos monigotes canadienses aunque, no sé por qué me da, que este tipo, de sentido del humor andaba justito. Aun a riesgo de que me denuncie Amnistía Internacional por colaboracionista, me permito facilitarles una mínima parrilla televisiva cuyos efectos sobre el ser humano pueden resultar devastadores. Podrían comenzar con la reemisión de algún capítulo de 'Ana y los siete' con la bióloga protagonista correteando en picardías, no se sabe a cuento de qué, por el chalet, repescar los interrogatorios de Urdaci a Aznar en la tele de todos que siempre manipulaban los mismos, exigirle una vez al día el visionado de un programa de Sánchez Dragó sobre culturas orientales, escuchar las retransmisiones jocosas y festivas del simpatiquísimo Andrés Montes (ya saben, La Sexta, todo va a cambiar ¿él también?), contemplar la espontánea sonrisa de las muchachas que retransmiten el cupón de la ONCE o invitarle a una charla-coloquio con Tony Genil, la ex Tamara Seisdedos, Leonardo Dantés o Paco Porras para que le adivine el futuro (nada complicado) mediante sus ramilletes de acelgas y perejiles. Anda que no hay dónde elegir. Cómo se nota que todavía no nos han invadido y no conocen nuestra escoria catódica. Aquí sí que tienen armas de destrucción masiva amigos americanos. A puñaos, como los garbanzos torraos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No está bien torturar a nadie, pero algunos se merecen que les reboten las torturas que han practicado.No es por nada, sólo para que sepan a qué sabe la cosa.
Lo malo del caso es que el que manda torturar es el bicho más sanguinario que habita en el universo.