23 de agosto de 2006

Tom y Jerry, fumetas

No doy crédito a semejante infamia. Con los buenos ratos que nos hicieron pasar en nuestra remota infancia, con las carcajadas que nos regalaron a través de aquella mágica pantalla en blanco y negro y resulta que detrás del disfraz cándido de Tom y Jerry se escondían dos fumetas de tomo y lomo. Ahora que un tipo ha denunciado que en un par de capítulos de estos dibujos animados se alardea del tabaco y que en uno se exhibe un puro y en otro Tom lía un cigarrillo para impresionar a un gata y seducirla me doy cuenta de todo. Ellos son los culpables de esos incipientes 'trujas' consumidos en la clandestinidad y, por supuesto, de la posterior adicción a los porretes y, quién sabe, si en esa espiral de vicio y drogadicción estos dos monigotes, parapetados en su aparente ingenuidad, no se dedicaban entre plano y plano a pasar 'crack' al equipo de filmación. Por supuesto la empresa propietaria de los derechos de emisión de la serie ya ha anunciado que revisará uno a uno los episodios y que suprimirá de un plumazo todos aquellos que, aun de forma colateral, aludan a los beneficios de la nicotina. El denunciante debe ser hombre indigente o de posibles porque sólo así se entiende que uno tenga tiempo de repasar las aventuras de estos simpáticos animalitos, escudriñe en cuál de ellas presumen de machotes fumándose lo que les echen y, posteriormente, sea capaz de maquinar y evidenciar semejante afrenta. Yo fui fumador compulsivo, lo dejé después de tener que medicarme por el síndrome de abstinencia y coger unos veinte kilitos de más a causa de la ansiedad. Vamos que no fumaba pero me tragaba las gominolas por un embudo y me comía los fuet con la misma facilidad que si fuesen zanahorías. Ahora que sé de manera científica quienes fueron los culpables de mi deterioro físico y mental, que aún perdura, voy a prepar con mi equipo jurídico una demanda en toda regla contra la multinacional propietaria de los derechos de Tom y Jerry. Ya saben que en EEUU no se andan con chiquitas, les ganas al beisbol y estudian invadirte y cuando te metes en juicios pides una indemnización de chiquicientos millones de dólares y te quedas tan ancho. Si cuela, cuela. En caso contrario voy a empezar a hurgar en la serie de Piolín a ver si en algún capítulo se fuma el alpiste.

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