11 de mayo de 2006

Orejas fosforescentes

Admito que mi naturaleza escéptica no conocía fronteras y, por tanto, se extrapolaba también a las ONG's. No se trata de descalificar la labor admirable de miles de personas pero siempre he pensado que su proliferación ha liberado a muchos gobiernos de obligaciones que deben ser propias de la política. Es decir que me parece bien que se ayude a la gente pero tan bien o mejor me parece que aquellos que mandan tomen medidas aunque rompan privilegios o duelan en los bolsillos de los más pudientes. Estas apreciaciones se han visto matizadas hoy al saber que una ONG ha tenido la genial idea de colocar tiras fosforescentes en las orejas de los burros de Namibia para evitar accidentes ¿No es sublime? Parece ser que los pollinos se echan a sobar en cualquier parte, incluidas las no excesivas carreteras que debe haber en aquel país, y los accidentes se multiplican. Para hacernos una idea viene a ser como el chaleco de emergencias fosforito pero adherido a las notables orejas de estos nobles animales. El bien es doble ya que, por un lado, se evita que el burro altere su horas de descanso de una manera abrupta y, por otro, se aminora la posibilidad de chocarte contra su lomo y baste recordar que no estamos hablando de una cucaracha y que la colisión sería considerable. En España, que por supuesto es un país muy avanzado, esta tirita fosforescente resulta superflua ya que basta escuchar los informativos de la radio, ir algún día al Congreso o asistir a un partido de fútbol para saber con absoluta precisión dónde están los pollinos y escuchar sus rebuznos sobre las cuestiones de actualidad. Ventajas del desarrollo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nadie puede decir que es mentira lo de los rebuznos en los parlamentos.Habrían leído tu ,como siempre, buen artículo,y por eso hoy han burreado con más ahínco.

cambalache dijo...

Si la verdad es que me ha acojonado mi capacidad de visionario porque no sabía la movida del inefable Pujalte. Le iba a dedicar unas puyas pero, para qué engañarnos, hay gente que no merece ni un minuto de nuestro tiempo. Un saludo