29 de mayo de 2006

Oda a los valientes marines

Qué reconfortante es saberse protegido por esta tropa de guardianes de la libertad. Me refiero a los marines norteamericanos; esos chicos rapados y fornidos que mastican chicle, capaces de soportar impertérritos la llama de un mechero en su brazo tatuado mientras escuchan en su mp3 cualquier himno patriótico. EEUU es grande y ellos son los encargados de mantener a su patria como ejemplo de libertad y llevar ese mensaje al mundo entero. De vez en cuando se les va un poco la mano, pero debe aburrir mucho estar meses y meses soportando el polvo del desierto y los malos olores que desprenden esos muertos de hambre del mundo fundamentalista y subdesarrollado. Como a muchos de ellos, me refiero a los ejemplares soldados, las neuronas no les dan ni para completar un puzzle de dos piezas y otros se alistan para evitar ser marginados por negros o chicanos pues los muchachotes se entretienen matando a sangre fría a inocentes, mujeres, niños, una vez puestos, o arremetiendo con sus sofisticados blindados los paupérrimos coches de los afganos y llevándoselos por delante. Si protestan, no hay problema, tiras de ametralladora y luego cuentas los cadáveres como carámbolas de billar. Lo que voy a presumir luego en mi pueblo de Oregon con las muescas de mi revólver. En las cárceles las diversiones son otras; puedes pasear a los prisioneros de guerra como si fueran perros, torturarles o vejarles eso sí, siempre en nombre de la libertad. Luego basta que se sienten juntos Geooorrrrgeeee y Blaiiiirrrrr y admitan algo compungidos que bueno, que igual, que no es descartable, que a lo peor igual alguna cosilla de las que se cometieron en Irak resultaban mejorables para los derechos humanos. Por supuesto, el pérfido Sadam Hussein, tirano donde los haya sin duda, era lo peor de lo peor pero si en vez de ser los marines los autores de esas barbaridades llegan a ser los fundamentalistas ya tendríamos ladrando a los tertulianos defensores de la libertad o al tejano Bush tirando de mapa para saber dónde está el próximo país que va a invadir y cómo se llama su presidente. Pero, amigo, son ellos, los chicos que evitan que cuando llaman a la puerta de noche abramos con la confianza de que será el vecino para pedirnos sal. Por mi no lo hagan, tengo mirilla en casa y los ojos bien puestos para repugnarme tanta tropelía y estomagarme tanta hipocresía. Qué asco.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A la mayoría de tertulianos, si les hablas la verdad de como son estos yankis o los judíos,se te echan encima en menos que canta un gallo.Se comentaba por ahí que hay mucho pesebrero en las tertulias.

cambalache dijo...

La verdad es que parece escándaloso cómo se hace la vista gorda en función de quiénes son los asesinos y quien pone los muertos. Un horror, unos y otros.

Anónimo dijo...

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