11 de abril de 2006

A veces veo a la ministra Trujillo

Sinceramente creo que Zapatero no ha destituido en esta crisis de Gobierno a la ministra Trujillo porque no se acordaba de haberla nombrado. La ministra Trujillo, para aquellos que no lo sepan, es decir la inmensa mayoría, se dedica a la cosa de la vivienda. El repelente niño de El Sexto Sentido susurraba medio acojonado (el grado de acojonamiento lo valoro en función de su edad) que a veces veía muertos. Ya nos hubiera gustado a nosotros ver algo pero no hay manera. Incluso barajaba la opción de aportar una fotografía en este artículo pero en su caso hay que conformarse con un retrato robot. Hasta que no comprobé que no había vuelto a beber y que la lechuga que me vende Luis, mi frutero, la trae de Almería y no de Jamaica no he querido entrar al trapo de la iniciativa pionera de su ministerio. Ya han pasado semanas pero mi incredulidad ha perdurado todo este tiempo y por ello me he reprimido a la hora de opinar sobre ella. Al parecer todos los extremos confirman que es verdad. El ministerio de la Vivienda emprendió una campaña entre la juventud en la que regalaba un par de zapatillas para que los mozalbetes pudieran patearse la ciudad y buscarse un nidito. Estoy por ir a una zapatería y cambiar unas camperas de piel de serpiente por un chalet en La Moraleja pero no sé si va a colar. Por lo menos les podían haber asegurado a los muchachos que cuando hubieran desgastado las suelas los pisos bajarían de precio. No sé de quien fue la idea pero desde luego transgresora todo; eficaz tengo mis dudas. Digo yo, es un suponer, que si en vez de regalar unas zapatillas o un monopatín para ver los precios astronómicos de los pisos no les podrían haber obsequiado con una tienda canadiense y un orinal. Al menos tendría más sentido u, otro suponer, bajar el precio del suelo y luchar contra el lucro desmedido y la especulación (qué cosas tengo; definitivamente la lechuga de Luis es la que se echaba Bob Marley a la ensalada). Es decir que el niño a veces veía muertos y yo a menudo leo gilipolleces. No me resisto a comentar otra campaña de publicidad (qué tipos los creativos tan guays) en la que unas banderolas ubicadas a los lados del túnel de O´Donnell rezan de tal guisa: 'De Madrid a Nueva York sin semáforos'. Esto es provocación y no las de Benetton con sus agresivos anuncios. No sé si saben, pero se lo digo de buena tinta, que los atracadores de Vallecas que se entregaron finalmente a la policía lo hicieron después de sopesar que, después de haber exigido un coche, tendrían que huir por la M-30. Esa disyuntiva les desmoronó. Ninguno de ellos sabía pilotar un helicóptero ni motos de trial. Ante semejante torpeza eligieron que les llevaran en el furgón con las sirenas puestas y así por lo menos te abren paso y te evitas los atascos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo de la campaña de la ministra, es una tomadura del pelo (de la planta de los pies).Esta buena mujer no debió salir de Extremadura, y la verdad que hacía regular tirando a bien, viendo lo que hay por otros sitios.
Posiblemente la colocó la campañita Paredes.El otro.