12 de abril de 2006

La alegre muchachada

Estaba en estas horas inútiles del día dando una cabezada para evitar tener que ver Aquí hay tomate cuando una alegre y numerosa muchachada ha interrumpido mis quehaceres con sus bocinas y trompetas. Ahora mismo, con la ventana cerrada, les escucho vociferar Español, Español, Español y no sé si es que Bono se pasea por mi calle o son hinchas de ese equipo barcelonés de nombre tan transgresor que pretende hacer socio de honor a Carod Rovira. Por el otro lado de la acera, otros zagales vitorean a la Pilarica y entonan ordinarias jotas con más voluntad que acierto. Me he asomado a la terraza y desde arriba veo ese hormiguero de adolescentes aderezados con sus banderolas y bufandas ajenos al hecho irreversible de haber jodido la siesta a un solitario y cuarentón ciudadano. Qué bonito es vivir en el centro. Todos me envidian. Cuando les digo que desde casa puedo ver los arcos de la Plaza Mayor de la Villa y Corte se relamen y apostillan que por esa zona hay muchas tabernas y mucha marchita de la 'güena güena'. Y no les falta razón. Qué bonito es sortear en las aceras los coches en un slalom propia de la tal Rienda, llegar a una plaza con tu perro y tener que retirarte para que no te atropelle un Land Rover o, qué decir tiene, de las vanguardistas vomitonas que salpican las singulares e históricas calles o de los inefables tunos que transitan con su galanura y donaire. Qué bonito es ver a los guiris soplando sangría como elefantes y a los japoneses fotografiar hasta las cagadas de los castizos perros españoles. Aquí recibimos hoy con regocijo a estos seguidores fieles de los equipos para que con sus trompetas nos jodan la siesta y todo lo que nos tengan que joder que para esos somos centralistas y nos está muy bien empleado. Qué bonito es vivir en el centro y no les digo nada en Navidad. Ya les contaré, ya.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Años ha, no podía ir a Madrid sin pasarme por tu vecina plaza, a comerme unos bocatas de calamares a 15 pelas y unas cañitas.Ver a los músicos teatreros y demás especies de bien, hacer felices a los viandantes, e invitarles a compartir un ratito y depositar unas monedas.
En una ocasión estaba un gallego cantando y lo hacía mal de cojones, pero tenía gracia.Yo llevaba una armónica en el bolsillo , y le acompañé sus canciones.Hacíamos buena pareja musical, los dos igual de malos músicos.Pero con la gente que yo iba, llevábamos una bota de vino.Se formó un corro de más de 100 personas, y con las pelas que echaban llenábamos la bota y todo el mundo bebía.Hasta que llegó la policia y nos tocó los huevos como casi siempre.

cambalache dijo...

Ahora sigue habiendo policia pero no para quitar los coches sino para amenazarte casi con el garrote vil si te ven un paso fuera de un bar tomándote una caña