4 de abril de 2006

Berlusconi, ese estadista

La enorme ventaja de haber escrito ayer sobre la mona Chita es que hay que cambiar escasamente de registro para ensalzar las grandes virtudes de este insigne estadista. Es casi una prolongación del discurso con disculpas anticipadas para el afable simio. Al parecer ahora se ha despachado, Berlusconi claro, llamando 'gilipollas' a todo aquel que no le vote. El concepto de la democracia de este multimillonario estirado en el sentido más amplio de la palabra, incluido su cutis, es curioso aunque, como buen amigo de Aznar, a muchos de nosotros no nos resulta ajeno. Básicamente consiste en definirlo como un sistema político bondadoso siempre y cuando yo mande y mangonee en la justicia o/y en los medios de comunicación en función de mis intereses. Todo lo demás no se entiende. Bien es cierto que debe ser difícil sustraerse cada mañana frente al espejo a los encantos de uno mismo. Simpático (o eso se cree con sus chistes zafios); galán, presidente de un poderoso club de fútbol, amo de los medios audiovisuales incluido el Cinexin (si es que existe en mi admirada Italia), archimillonario y presidente de gobierno. Uno debe tener un espejo del tamaño del muro de las lamentaciones para que pueda reflejar en toda su grandeza tanto poder. Sin duda este hombre pasará a la historia; no sabemos muy bien en calidad de qué, pero pasará. Todavía resuenan en mis oídos su menosprecio a la cultura árabe asegurando que la cultura occidental era muy superior. Curiosa apreciación que procede de un tipo cuya aportación más notable a la cultura europea ha sido la aparición de las mama-chichos. Sin duda sublime. Considero Italia un gran país y soy un demócrata convencido. Por eso le deseo lo mejor al país y lo peor para él aunque si los votos dictan que vuelva a ser el líder del gobierno nada que objetar. Yo nunca consideraré gilipollas a quien no me dé la razón, me limitaría a tratar de convencerle o ni siquiera eso; simplemente no creo en los dogmas y, vistas algunas expresiones, cada vez menos en los mandatarios.

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