Nació 2005 al calor de una gilipollez y, para qué engañarnos, se va tal como vino. Parece que fue ayer cuando los animadores de las campanadas hacían piruetas dialécticas para no mencionar el fatídico dos mil cinco. Ya se sabe, aquello de por el culo te la hinco. Qué país tan vanguardista y creativo. El hastío y la pereza me han impedido acudir a este rincón de desahogos y exabruptos. La verdad es que la lucidez es escasa y la imbecilidad casi infinita. Uno ya se cansa hasta de insultar. Salvo que seas del PP, claro. Estuve tentado de entrar al trapo cuando el señor Rajoy soltó aquello del 'bobo solemne'. Para ser justo, él, de bobos, debe saber un montón o sea que su opinión no debería caer en saco roto. No en vano trabajó codo a codo con el 'tonto de las Azores', brillantísimo apelativo obra de un no menos brillante articulista. Por supuesto no voy a decir a quien me refiero para, al igual que hizo el ingenioso Mariano, escudarme luego en esa pueril artimaña para jalear y divertir a los hooligans. Casi lo de bobo solemne fue lo de menos. Acaso sólo se trataba de un ejemplo más de la alta política en la que se maneja como nadie este ciudadano gallego (y español por supuesto). Peor fue el eco de las risitas de los pelotillas que compartían mesa y mantel con el líder espiritual de la derecha que quería ser de centro. No sé quien se inventó aquello de que Rajoy era otra cosa. A punto estuvo de engañarnos pero Mariano se basta por sí solo para recordarnos que la única diferencia es que además de bigote tiene barba, fuma puros y le gusta el ciclismo. En esa espiral de grandes decisiones de Estado sus chicos en el Congreso se negaron a conceder unas horas más para negociar un posible acuerdo sobre el Estatut de Catalunya. No está confirmado pero se rumorea que tras las puertas de los despachos del Grupo Popular se escuchaba el 'chincha rabiña' de nuestra infancia y que los tapones de champán francés rebotaban contra el techo. Estaban felices no por el futuro de España sino por haber jodido la marrana. Qué altas miras políticas. Qué sentido de la responsabilidad. Y ahora, cuando a punto estaba de sumirme de nuevo en el hastío, oígo que Mariano protesta porque han dejado fuera al PP de las negociaciones de última hora sobre el Estatut. Creo que el mismo que iba a romper España, el mismo del que el PP no quería saber nada salvo que ese algo sirva para protestar por una cosa y por la contraria, salvo que sirva para llevar hasta el ridículo la estrategia del perro del hortelano. Pretendía, después de estos días de asueto, hacer un pequeño balance del año de la rima, pero ha bastado un vistazo a estos últimos días para asumir que no soy capaz de digerir tantas miserias. Ah, por cierto, pese a todo, salud y suerte para 2006.
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