1 de octubre de 2005

Y yo con estos pelos

Que conste que me he tenido que sentar no porque pensara escribir sino para prevenir un más que posible desmayo. Todavía me tiemblan las piernas y tengo el corazón latiendo en mi garganta como si me hubiera tragado a la niña de El Exorcista. Eso me pasa por fregar los cacharros con la radio encendida. Me explico. Estaba con el último cazo cuando el señor Rajoy, así sin avisar, brama que España está sumida en su más grave crisis desde el tiempo de los alanos, más o menos. Doy gracias al cielo de no haber optado en ese momento por eliminar la grasa morcillera del plato llano de La Razón porque si se hubiese estampado la loza en el suelo juro que hubiera demandado al PP. No se puede, don Mariano, así no se puede. Si uno no es capaz de convencer más allá de sus fundamentalistas no debería optar por acojonar al resto. Al fin y al cabo usted está encendido por una reforma del Estatut de Catalunya que, le guste o no, está arropada por millones de ciudadanos que, digo yo, votan a los partidos para que los representen. Tienen ustedes, con todo el respeto, una curiosa forma de entender la democracia. Debe ser, digo yo, la falta de costumbre. Un suponer. Si usted cree en la democracia y un referéndum en cualquier autonomía arrojara un resultado aplastante a favor de denominarse nación ¿Qué hacemos? No me lo diga que lo sé. Convocamos todos los que sean necesarios hasta que los equivocados votantes se dirijan como corderitos al camino de la verdad que, por supuesto, ustedes representan. Menos mal que siempre les quedará Ana Botella con sus ocurrencias. Hoy, sin ir más lejos, cuestionada sobre la boda del concejal y amiguete Zerolo (felicidades Pedro y Jesús) ella, con ese desparpajo que tan bien le adorna, dice que la boda del concejal no es nada con la que está cayendo; que si España se desmorona y usted me pregunta por una boda, hombre de Dios. Ya verá, ya verá doña Ana cuando vuelva a ser abuela o se case Alonsito y me pregunten por el bautizo o la boda y yo les hable del Prestige, del Yak 42 o de la guerra de Irak.

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