Hay gente que no conocerás en la vida y que te son más próximos que el vecino de enfrente. Quienes crecimos con las meteduras de pata de Maxwell Smart, quienes supimos lo que nos esperaba en la vida laboral cuando conocimos las broncas de su jefe, quienes conocimos el antecedente más sofisticado del hoy habitual móvil en forma de zapatófono le vamos a echar de menos. Lo cierto es que cuando llegas a cierta edad los recuerdos se desbordan de imágenes en blanco y negro. Yo disfrutaba con Superagente 86 y me reía con la sonoridad propia del niño que era con sus incontables torpezas y ese acento raro exportado de tierras americanas con el que pronunciaba sus chaladuras. Maxwell Smart ha muerto y es verdad que con él cae alguna hoja de nuestro particular calendario. Te asaltan entonces las series de televisión de entonces. Tantas y tan queridas. Daniel Boone, Manix, Ironside, Los Intocables, El Virginiano, Bonanza, Viaje el fondo del mar. Fotogramas de mi niñez que hoy pasan por mi retina con el vértigo desmedido del tiempo. Amigo superagente, ya se te echa de menos. Vigila bien allá dónde estés.
Vence Trump, gana la desinformación
Hace 2 semanas
1 comentario:
Gracias por acordarte de uno de los grandes mitos del siglo xx.
¡Qué verguenza lo de la prensa epañola!
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