Como tantas otras veces han tenido que venir de fuera para valorar en su justa medida lo que tenemos dentro. Menos mal que el tiempo pone cada uno en su sitio. No descarten que a mí, por ejemplo, me acaben concediendo la medalla al mérito en el trabajo. Una revista para guiris que viven en Madrid aconseja el 'big bottle' como opción cultural de primer orden muy por encima de la tradicional y a menudo tediosa visita al Prado (¿no les parece que hay demasiados cuadros y muy pocos asientos?) o, por supuesto, una charla-coloquio sobre los treinta años de la Transición. Si sus conocimientos de inglés son menores que los míos, es decir una nulidad, sepa que bajo ese término se esconde el ya casi ancestral 'botellón' que ahora, gracias a los observadores extranjeros, adquiere la dimensión que merece. Y ésta es tal que lo colocan en el triunvirato de grandes inventos españoles junto a la fregona y al chupa chups. Ahí es nada. Que se joda el G-8. No nos dejan entrar en la jet mundial de los países pero nosotros tenemos botellón y ellos sólo dinero, desarrollo y prosperidad. Qué vulgaridad.
Además ¿qué destino prefieren los estudiantes Erasmus? España, España y España ¿Qué creen que es por el alto nivel de las bibliotecas? ¿Para poder ver los programas de Punset? Qué va. Es porque aquí se cuecen y copulan en pandilla y aprenden rápido el idioma aunque sea trabucado por los efectos del kalimotxo. Ya lo dice la revista European Vibe Magazine. "Porque allí encontrarás la fiesta y en España es lo que realmente importa". Y eso que seguro que no han coincidido con la duquesa de Alba bailando sevillanas en la Feria de Abril o han tenido la oportunidad de contemplar el armonioso bamboleo de una sardana. Qué marchón. Ya sabe el Gobierno cómo ha de promocionar en el exterior nuestro país. Si se trata del cine basta con poner la cartelera de la pelicula en la etiqueta de una litrona y si se trata de políticas comunitarias basta con convocar la cumbre de la UE en la Plaza del Dos de Mayo ¿Se imaginan a Merkel y Sarkozy pasándose un mini de birra? ¿Y a ZP en el chino negociando con talante el precio de la botella de ron?
Peter Moore, autor del complejo y documentado reportaje, define el 'botellón' de manera harto nítida y concisa. "La idea es muy simple: vas al chino, compras tanto alcohol barato como puedas, te sientas con algunos amigos y a beber, beber y beber". La idea será simple pero se nos ha ocurrido a nosotros. Anda que lo del té a las cinco es de una complejidad asombrosa. Para mear y no echar gota. Por cierto, de barato, nada. Eso de engañar como a un chino pasó a la historia. En un alarde de profundidad el tal Moore asegura que el 'botellón' es "un rito iniciático de los españoles en su madurez". Tras la lectura de esta imbecilidad se confirma que el presunto periodista ha asistido de manera activa a más de uno. Ya sabes Peter. A exportar la franquicia. Big bottle on the world (o como sea).
Gil de Palacio: La Maqueta por excelencia
Hace 1 semana