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23 de diciembre de 2006

Pato a lo Walt Disney

Por algo Alemania es la locomotora de Europa. Sus gobernantes predican con el ejemplo y así les luce luego. Tienen pasta a espuertas, unas autopistas del copón y unos coches cojonudos. Sin olvidar esas salchichas talla xxl que tanto recuerdan a la herramienta de trabajo de Rocco Sifredi. La canciller alemana Angelines Merkel cenará en Nochebuena pato. Este dato que así, aislado y sin aditamentos, bien pudiera pensarse que no contribuye en nada al desarrollo económico y social de esta nación, tiene su miga. El pato en cuestión se lo regaló a Nines un colega en el mes de septiembre y desde esa fecha lo tiene más congelado que a Walt Disney a la espera de la cena de esta noche. Ahorro y austeridad. Lección a los ciudadanos. No se descarta que, sin salir del mundo de las ánades, se gane una fama de ser más roña que el tío Gilito, pero ella dice que la importa una higa el condumio navideño. Es decir, dice lo mismo que mi santa madre momentos antes de proceder a la compra masiva y compulsiva de almejas, langostinos, jamón del güeno, cordero o besugo. Yo, es por vosotros, hijo mío. Por mí me comía un huevo frito. Y hala, a llenar la andorga. Mientras Nines Merkel recicla el pico del pato como calzador o cenicero, utiliza los restos del turrón duro como adoquines para construir la caseta del pastor alemán y recongela el muslo que le ha sobrado para los años venideros, en nuestros benditos hogares andamos picoteando las entradas. Algo de picar que decimos de manera eufemística e hipócrita. Con nuestros aperitivos comen varias generaciones de los Merkel. Deberíamos seguir su ejemplo. Un consomé Gallina Blanca, unos ganchitos de entrada, un san jacobo, la misa del Gallo y a planchar la oreja. Todavía nadie me ha explicado qué tradición ordena celebrar el nacimiento de Jesús poniéndonos más cerdos a comer que en el cumpleaños de Porky. Por no hablar de la manía de cenar en familia te lleves bien, mal o regular. No será el primer caso de desear que algún concuñado se atragante al succionar la cabeza del carabinero o que al yerno o la suegra les dé una subida de azúcar en plena ingesta de polvorones. Menos mal que nos queda el brindis final ¿Por qué no lo hacemos con La Casera si en casa a nadie le gusta el cava? Imagino que en casa de los Merkel lo harán con colutorio de eucalipto. Así, además de desearse suerte aprovechan para lavarse los dientes.

21 de diciembre de 2006

Marchón navideño


Qué error de juventud, Kate ¿Cómo se puede rechazar una invitación así? No ya porque pueda parecer un desprecio a tu suegro sino por privarte de esa noche de jolgorio inolvidable. Estás en edad de darte estos homenajes que luego, casi sin darte cuenta, ya tienen que pasarte el turrón de yema por la 'minipimer'. La muchacha es la novia del príncipe Guillermo y ha declinado amablemente pasar la Nochebuena con la Familia Real británica. Qué marchón. Y ella nada. Que se va con los suyos. Sólo por ver al Príncipe Carlos algo piripí subirse a la mesa zigzagueando entre los platos con la falda escocesa levantada, tipo Moulin Rouge, merecería la pena. Como el Bar Coyote pero en versión anglosajona y orejuda. O ver a la reina dándole a la zambomba exhalando perdigones de polvorón mientras canta 'pero mira como beben los fish in the river'. Kate, bonita ¿te lo vas a perder? Qué decirte de Camilla tocada con la pamela ovni envuelta en espumillones. O de tu churri cocido hasta las trancas entonando unos regueldos cuan hooligan de Manchester. O contemplar, ya después de los postres y el té, a Carlos y Camilla echándose un baile agarrao al arrullo de Yesterday. Él con la barbilla sobre el hombro de ella diciéndole 'i love you' a través del matasuegras (qué nombre tan inoportuno para una cena familiar). Lo imagino y no entiendo que te lo pierdas, Kate. Además, en una cena tan señalada, a lo mejor te ponen hasta dos platos y un flan que ya sabemos que los ingleses cuando se ponen tiran la casa por la ventana. Kate es de natural modosita. Ha dicho que hasta que no se case con Willy que no hay nada que hacer. Recuerda que se trata sólo de cenar Kate, no es necesario ir más allá. A mí me suena a excusa como si no te apeteciera el plan. Y sigo sin explicarme el porqué.