No quiero ponerme medallas pero me lo temía. La comida entre Paquito y el señor juez fue un encuentro de normalización de relaciones entre el poder ejecutivo y judicial. No como lo de Bermejo y Balta que fue una zapatiesta conspirativa en toda regla. Como razones de peso se aporta que el almuerzo se hizo en un restaurante con más comensales alrededor. Bien es cierto que, si querían intimidad, bien se podrían haber comido un sanguiche de salami en un confesionario. Hay que admitir que cuando el PP rompe a pensar estremece. Ahora anda Mariano dándole una vuelta a qué razones esgrime para justificar que, según quien sea el imputado, se le da o no una patada en el trasero. Ahi anda, por ejemplo, el señor de mi tesoro jurando y perjurando por los pasillos de Génova que las iniciales L.B. que aparecen en los papelotes de los marrones no se corresponden a Luis Bárcenas. Es posible que sea así y que con el dinero en negro se sufragara una gira de Los Brincos con motivo del segundo centenario de su primer single. De momento, Mariano ya ha advertido que nadie podrá demostrar que el tal Bárcenas y euroGaleote no sean inocentes. Por el tono le ha faltado decir 'pero que parezca un accidente'. Y, mientras tanto, anda Paquet Camps cabizbajo porque este año se tendrá que costear él de su bolsillo el meyba para lucir torso en la playa de la Malvarrosa. Cuánto se debe de echar de menos al Bigotes cuando uno tiene que ir a comprar unos calcetines. La trama de trinques rezuma una caspa incontestable. Al parecer con el parné que apañaban de los contratos se financiaban bodas de primos segundos, comuniones de las nenas, viajes de fin de semana a Torrevieja y hasta algún par de naúticos. Sin duda, un glamour que ya lo quisieran para ellos la banda de Ocean Eleven. Eso sí, mejor gastarlo en ajuar que en drogas. Bueno, vale.
Melis, el visionario que se atrevió soterrar la M-30
Hace 1 semana
1 comentario:
Si te fijas en la oración del rey de la plastilina : "Nadie podrá probar que Bárcenas y Galeote no son inocentes", predomina la negación por excelencia. El rey de la plastilina y del NO, podría haber dicho: "Demostraremos que Barcenas y Galeote son inocentes", es más sencilla y clara. Pero él prefiere la subordinación, el barroquismo y la negación. Al rey del boicot se le tiene que notar su "vena" negativa.
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