2 de octubre de 2008

UN CASTILLO PARA LA PATAKY

Esta visto que el amor no conoce de crisis económicas ni de hipotecas. Adrián Brody le ha regalado a la Pataky un castillo. Aunque pueda antojarse un exceso propio de un fantasma, nunca mejor dicho, en esencia viene a ser como regalar una entrada para un piso de protección oficial en Orcasitas pero con más glamour y muchos miles de dólares. Dice ella que su churri le llevó hasta su nueva morada, le obligó a cerrar los ojos y a no abrirlos hasta que sonase una campana. Con esos requisitos bien le podía haber obsequiado con un coche de bomberos o un ring, pero no. Allí estaba nuestra princesa frente a su soñado castillo. Así no hay quien pueda. El Clooney le da un golpecito en el coche a una mujer y le regala uno nuevo, el Brody va regalando castillos como si fueran Ferrero Rocher y luego vamos nosotros y las invitamos a cenar al chino los sábados. Qué mérito tiene que nos quieran aunque sea poco. Tanto Adrián como Elsa confiesan que adoran la naturaleza y que ese sería un lugar ideal para criar a un hijo. Me atrevería a decir que incluso sería ideal para adiestrar a un ejercito de templarios. De todos modos a ella le viene bien la tranquilidad campestre después de haber trabajado con Garcí. Esos traumas se sobrellevan fatal en la ciudad. Duele que te levanten con esos métodos abyectos a una de las macizas nacionales más competitivas. Esas exportaciones deberían estar prohibidas. Un poco de proteccionismo, por favor. Lo cierto es que ella se obnubila con cualquier cosa. Ya ves tú. Un castillo. Con lo bonita que es la medalla del amor entregada con devoción entre los rollitos de primavera y el cerdo agridulce. 'Hoy te quiero más que ayer pero menos que mañana'. Aprende Brody. No tenemos dinero pero siempre nos quedará la poesía de vanguardia. No te jode. A ver si os salen goteras (a tí no Elsa).

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