11 de julio de 2008

EL LÍMITE DE LAS PALABRAS

Cuesta creer que el mismo mar que guarda para siempre mis días más felices sea la geografía de tan terrible drama. Bajo la arena de esas playas aún están las huellas que jalonan el camino de mis recuerdos más dichosos. Allí, en mi querida tierra almeriense, se han quedado los sueños descosidos de estas gentes. No acostumbro a escribir cuando me faltan las palabras. Y nadie puede hallar un adjetivo que describa tanta desgracia. Uno se siente asqueado. Acaso cómplice involuntario de esta atrocidad. Uno, mientras hace cola para comprar el Iphone, debería pensar qué puto mundo es éste en el que los bebés muertos son tirados al agua para evitar un naufragio inevitable. Un naufragio de todos. Eso sí. Un naufragio que siempre cuesta la vida a los mismos. No hay patera en la que pueda entrar tanta vergüenza. Es una pena que, mientras probamos nuestro nuevo mp3, no tengamos tiempo de reflexionar sobre qué tipo de vida es esa que convierte la posibilidad de la muerte en un alivio. Exhaustos, sedientos, ateridos, temerosos. Envueltos en un manta con esas miradas hirientes. Y mañana o pasado mañana nuevamente repatriados a esas aldeas de miseria que no se ven bien desde Google Maps. Mejor. Con lo feo que queda un niño rodeado de moscas a la hora de comer. Es cierto. Yo no voy a acoger a ninguno en mi casa. Ni les voy a dar de comer. Tan cierto como que la caridad no tiene nada que ver con la justicia. Tan cierto como que esos estúpidos reproches la mayoría de las veces lo único que pretenden es fumigar la conciencia propia de quien tampoco lo va a hacer. No se trata de compadecer. Se trata de actuar. Y eso lo deben hacer los gobiernos. Lo deben hacer los organismos internacionales. Y lo debe hacer el dinero. La buena voluntad de las personas no debe camuflar la responsabilidad de los gobernantes. Toda mi admiración a quienes ayudan. Toda mi exigencia a quienes mandan. Si alguien interpreta algún reproche a las ONG's allá cada cual. Nada más libérrimo que la estupidez. Eso sí. No son parte del problema pero tampoco la solución.

2 comentarios:

Margarida dijo...

Pues a mi si que me has dejado sin palabras...muy bien MAESTRO.

paredes dijo...

Hay fotos que dan fe de la llegada a las américas de barcuchos cargados de españoles "ilegales".

Fueron mejor acogidos que a la inversa.
A los africanos ya se les ha esquilmado su tierra bastante, y ahora sobra personal.
Ladrones y desmemoriados son los opulentos occidentales.