6 de junio de 2008

DEFECAR MIRANDO A PLUTÓN

Ya es mala suerte irte al espacio y que se te estropee el váter de la nave. Pues pasa. Por eso, ya les decía, yo soy de poco viajar. A ver quién es el guapo que encuentra un bar de carretera entre Plutón y Urano. Diez días han estado los astronautas de la Estación Espacial Internacional conteniendo el apretón y orinando por los ojos de buey de su coche sideral. A saber cómo habrán puesto el parabrisas. Tampoco se pueden quejar mucho del plazo de entrega del nuevo retrete. A mí me tardó un mes un sofá que me traía El Corte Inglés y les hablo de apenas un par de kilómetros de distancia. O sea que imaginen lo que debe ser para Seur esa misión. Con una Vanette no haces el servicio ni por asomo. Espero que el inodoro no lo hayan comprado en Ikea porque montarlo pieza a pieza bajo el efecto de la ley de la gravedad es una putada. Hasta que coges al vuelo las tuercas seguro que te has ido de nuevo por las patas abajo. Menos mal que, como no hay dónde ir, no había peligro de que no hubiera nadie en casa en la entrega. En caso contrario ¿a qué vecino se lo dejas? ¿A ET? Y, dentro de la malo, es decir, de tener que defecar con el esfínter mirando a la Vía Láctea, han sido afortunados porque el ruso Oleg Kononenko además de ser un excelente astronauta había tenido la precaución de visionarse todos los capítulos de Bricomanía antes de emprender esa aventura espacial. No sin esfuerzo, y no porque sea de naturaleza estreñido lo que hubiera sido una ventaja en esta situación, logró colocar la bomba de succión en el orinal galáctico. Qué alivio. Nunca mejor dicho. Para que se hagan una idea de las magnitudes de las que hablamos, y no me refiero al volumen excremental retenido, a partir del año que viene la Estación Espacial Internacional se va a parecer mucho al camarote de los hermanos Marx y, en consecuencia, el váter deberá ser más grande. Seis astronautas tendrán que pedir turno. Nada menos que diecinueve millones de dólares va a costar la tontería y eso sin alicatarlo con azulejos de Porcelanosa. Para que luego se te olvide tirar de la cadena. Bueno, a lo mejor con la ley de la gravedad no hace falta.