25 de mayo de 2008

INSULTE PERO CON CRITERIO

Cada vez se lo ponen más fácil a Jimenez Losantos. Mira que tiene suerte. Justo ahora con la que le tiene montada a Mariano se publica 'El gran libro de los insultos' que, aunque no se lo crea, no lo han redactado a medias Mariñas y la Patiño sino que es obra de un eximio doctor en Filosofía y Letras. Cuarenta años de curro, mil páginas y más de diez mil exabruptos. No me diga que no le viene al pelo esta magna obra ahora que se acercan las vacaciones. Anda que no va a quedar usted nada bien en la playa de Gandía cuando en vez de recurrir al clásico 'hijo de puta' cuando alguien le clave el palo de la sombrilla en el juanete le llame 'pelanas' o 'mequetrefe'. Sin duda, este vademecum del insulto se va a convertir en un best seller que ya le hubiera gustado escribir a Ruíz Zafón. El profesor Celdrán, autor de este útil diccionario, explica que, no contento con recopilar estas palabras altisonantes, también especifica la evolución de cada vocablo. Así, por ejemplo, podremos saber cómo alguien que empieza como un simple tontaínas acaba siendo un inmenso cabronazo. Casos, haberlos haylos. Quien más quien menos conoce alguno. Si usted es de natural insultón sin duda alguna México es su paraíso. En ese país se cuecen los insultos más transgresores y sofisticados. Baste recordar una estrofa de una de las canciones de Paquita la del Barrio para evidenciar que no hablamos de cualquier cosa. Reza así: "Alimaña, culebra ponzoñosa, desecho de la vida, te odio y te desprecio. Rata de dos patas te estoy hablando a ti porque un bicho rastrero, aun siendo el más maldito, comparado contigo, se queda muy chiquito". Esto es categoría. Si tuviera la suficiente memoria y pulmones a alguna se lo soltaba yo de corrido y no sin razones. Así pues, en la simpática patria de Cantinflas el mencionado Losantos seria toda una eminencia y no lo que es aquí y que no me atrevo a definir por si está contemplado en el Código Penal y me meto un lío. A ver quién le da el pienso a mi sultán. Lo malo de este tratado es su volumen. Con lo práctico que sería llevarlo en el coche seguro que no entra en la guantera. Además es un poco incómodo para consultarlo deprisa por si alguien se salta un semafóro. Eso sí, tenerlo en casa es imprescindible. Más ahora que hay que hacer la declaración de Hacienda.

2 comentarios:

paredes dijo...

Javrá vien no cuesta un guebo y se kea e puta mare.

Margarida dijo...

Como se dice aqui...hay gente que "parece que non ten nada que facer"...