11 de marzo de 2008

RICO PECADOR

No se preocupe si el sueldo no le llega para pagar la hipoteca. Es posible que le embarguen el piso pero a cambio le abren de par en par las puertas del cielo. Ser rico es pecado. Jódete Bill Gates. Debe andar Botín a punto del colapso tal es su desasosiego. El Vaticano ha sacado el menú de nuevos pecados y entre ellos está acumular riqueza. Y eso lo dice el Vaticano que, como todos sabemos, si por algo se caracteriza es por su humildad y escasa ostentación. Hasta tal punto llega la cosa que están pensando vender los cálices para dar de comer al hambriento y que los feligreses se pasen ellos mismos el vino en bota. Ya que uno está condenado por las pajillas no me importaría ser reincidente pecadorrr de la pradera y que me legaran en herencia un buen saco de euros. Tal es mi bonhomía que estoy dispuesto a quemarme los huevecillos en las llamas del infierno para que algún ricacho se asegure una suite en el paraíso. Así es uno. Sepa desde ahora que cuando rellene una primitiva está firmando un salvoconducto a la condena eterna. Fíjese si le toca y deja de ser un estupendo pobre para ser un deleznable pecador. Renuncie ahora que está a tiempo y si tiene acciones o bonos del Estado que le puedan dar algún beneficio hágame una transferencia que yo purgaré sus culpas. No sólo el exceso de parné está penado. También endrogarse. O sea que si a uno le da por ser estrella del rock está aviado. Le pillan todos. Millonario y vicioso. Pobre Keith Richards. Otro que debe andar absolutamente abatido. En este repaso al catálogo de nuevos pecados también esta contaminar el planeta. Espero que las flatulencias Litoral tengan carácter venial porque un servidor ni es rico ni se endroga, pero... En fin, ni siquiera yo soy perfecto.

2 comentarios:

paredes dijo...

La iglesia sigue sin dar ni una.Por no dar...ni palo al agua.

Merche Pallarés dijo...

Bueno, chicos, habrá que hacerles caso. ¡No acumulemos riquezas! Nos espera el infierno. ¡Qué horror! Nos encontraremos con todos ellos... Banda de hipócritas... Besotes, M.