6 de diciembre de 2007

APELLIDOS ILUSTRES

Este ciudadano que nos observa con gesto a medio camino entre la estupefacción y la indignación tiene sobradas razones para ello. Claro que él entenderá que nosotros, sin ánimo de molestar, tengamos tantas o más para descojonarnos no de él sino de sus circunstancias. Antonio ha recibido la factura de Gas Natural y hasta aquí ni el más risueño hallaría motivo alguno para la carcajada. Ni siquiera aquellos que todavía le jalean las gracias a Josemari encontrarían algún pretexto para reírse de este habitual trámite administrativo. Sin embargo, al bueno de Antonio, de apellido Bandín, se la han remitido a nombre del titular Antonio Gilipollas Caraculo. Y eso que, al parecer, el vecino era de pagar religiosamente las facturas. Me extraña que provenga del sector gasístico. Más bien me pegaría de las compañías de móviles que así te tratan cuando te quieres dar de baja o de Hacienda pues es la misma cara que se me queda a mí cuando sé lo que tengo que pagar. Don Antonio debe ser de natural ingenuo y bonachón porque sólo de ese modo se entiende que se haya dejado fotografiar en un país con tanto cabrón por metro cuadrado. Ya estoy viendo a los chavales a la puerta del instituto llamándole caraculo o al tendero del barrio partirse el pecho de manera más o menos disimulada mientras le pesa unas coles de Bruselas. No descarten qué dé por bueno el primer apellido impostado y le quiera sisar en la balanza. Eso sí, Antonio no se va a quedar con los brazos cruzados. De gilipollas nada de nada. Va a demandar a Gas Natural porque no es nada natural que uno tenga que pagar y encima aguantar insultos y además porque sostiene, con toda razón, que sus datos personales no pueden estar al albur de funcionarios o chupatintas expuestos a los efectos del orujo en las sobremesas. Imagínense que, por cualquier traspapeleo, le ingresan en su cuenta la nómina de Rodrigo Rato. Una equivocación intolerable. No le digo yo que, en este supuesto, yo fuera a reclamar nada por mucho que me llamaran gilipollas o caraculo. Para que les voy a engañar

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