Música, ese ruido infernal

Es lo que tiene la música. Que hace un ruido infernal. Fíjense si una noche está tocando en la calle un cuarteto de jazz y usted, en pleno verano y con la ventana abierta, no puede escuchar como merece a la María Patiño o al Mariñas despellejando en la tele a un propio. Esta contrariedad y muchas más ha sopesado el alcalde de Oviedo para suspender el festival de jazz programado en la preciosa capital asturiana. La razón que ha dado es simplemente esa. Se suspende porque hace ruido. Pues claro que sí, coño. Y eso con el jazz. Desde aquí aconsejo a los heavys ovetenses que emprendan desde ya el camino del exilio. Lo suyo no es que lo prohíba es que al primer punteo de guitarra les mete en el trullo.

Cuánto reconforta saber, a pocos días de las elecciones y con cuatro años por delante, que elegimos con tanto tino a nuestros alcaldes. Hombres llenos de sensibilidad. Por ejemplo, don Gabino de Lorenzo ya ha adelantado que, por supuesto, este veto a la música no es aplicable a las Fiestas de San Mateo en las que el pueblo podrá hacer suya la calle y vociferar como le plazca. Desde luego, yo estoy de acuerdo. con esta excepción. Donde esté el tono de un eructo en pleno botellón que se quite el lamento moña de un saxo soprano.

De todos modos, este hombrecilllo debe haber tenido una aparición mariana o algo similar porque las actuaciones (bien buenas, por cierto) ya estaban anunciadas y, de la noche a la mañana, no se sabe si imbuido por el espíritu de Harpo Marx, este apostol del silencio ha acabado con el invento ¿Qué pasa? ¿Qué él los mitines de campaña los hacía por señas? ¿Qué exhala sus flatulencias con sordina?

Tanto es su afán de convertir Oviedo en un convento de clausura que no sólo no habrá jazz en la calle sino que tampoco lo habrá dentro de los teatros. No sé si darle ideas, pero ¿no le parecería un excelente complemento obligar a los cines de la ciudad a proyectar sólo películas mudas? Siempre quedaría el molesto soniquete derivado de la ingesta de palomitas, pero también se pueden prohibir. Ya puestos.