6 de mayo de 2007

Cosas de jueces (americanos)

Un juez exige una indemnización de cincuenta millones de dólares a una tintorería por haberle perdido unos pantalones. Si aporto alguna pincelada a una noticia que se interpreta por sí sola es porque doy por hecho que anda usted algo resacoso y para poco discernir en esta soleada mañana de domingo. El magistrado, norteamericano, of course, relata en su demanda, entre otras cosas, que eran los 'pantacas' que más le molaban y que el trauma que le supuesto su extravío no se paga con dinero. En fin, si hay que esforzarse en pensar una cifra, vengan esos cincuenta kilitos y ya me compraré otros aunque tenga que esperar a las rebajas.

No sé si la mejor defensa es un buen ataque pero si yo fuera el dueño del local le pedía justo el doble por haber perdido la cabeza. Sepan que por amenizar su vida ahora mismo me arriesgo a que el juez Pearson, que así se apellida el interfecto, me meta en un embrollo judicial y pida que me cuelguen de los mismos huevecillos en lo más alto del Empire State (el suceso ha ocurrido en 'guasinton' pero no encontraba escenario para la gracieta). Si por unos pantalones, que ni siquiera se le ven en el curro detrás del estrado, el tipo pide esa pasta, que no me pediría a mí por cuestionar la existencia de sus neuronas. Espero que no lo lea y si lo hace espero que hagan una colecta. Tanto que me estiman a ver si lo demuestran.

No se crean que este erudito leguleyo ha hecho el cálculo a voleo. Pide mil quinientos dólares por cada día que no ha podido disfrutar de su pantalón (tendrá esperanza en ser longevo y ha proyectado hasta los ciento cuarenta años más o menos), medio millón más por el "sufrimiento mental, molestias e incomodo" que el extravío le ha supuesto y el gasto de alquilar un coche todos los fines de semana para llevar a otra tintorería más lejana. Les prometo que anoche no salí y que, por no beber, ni me preparé la taza de nesquik. Estos sólidos argumentos del derecho anglosajón son tan ciertos como que Pearson se ha quedado sin pantalones. Yo creo que se ha quedado corto y en el fondo ha sido benévolo. Bien podría haber dicho que justo el día que se los perdieron se los iba a embutir para ir a comprar el Taj Majal y pedir unos cinco mil millones más por no poder hacerlo.

La familia china Chung que regenta el negocio deberá añadir a partir de ahora una 'o' para dar fe del futuro que les espera (como le veo espeso, le diré que la solución al acertido es chung-o ¿lo pillan?). Y eso que llegó a ofrecerle doce mil dólares por la prenda pero el individuo, no por buitre sino por su enorme confianza en el estado de Derecho (menos mal que no se los perdieron en Guantánamo) ha echado las cuentas y no se baja de la burra. Cincuenta millones de dólares por unos pantalones. Ni que fueran de Vikibekam.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si llega a perder la toga, no me quiero imaginar la que le iba a caer al amigo Chung-o.

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